Posos de anarquía

Maldito patriotismo

"Cuando matan a una mujer, no matan a una mujer del PP, del PSOE o de Podemos; matan a una española y eso es intolerable". Son palabras de Albert Rivera durante su mitin electoral de anoche en Málaga. Y a estas alturas y con la madurez que se le presupone, con esa visión mesiánica de él que tienen quienes le adoran, ya no puedo creer que fuera un desliz, sencillamente, le salió de las entrañas.

Ya no me pregunto qué piensa el señor Rivera de las víctimas de violencia de género que no son españolas, de cuando un español asesina a su mujer ecuatoriana, ucraniana o italiana. Quizás en éste último punto su rancio patriotismo es más permisivo, por aquello de llevar a gala pertenecer a ese otro club selecto que todavía algunos como él nos venden que es la Unión Europea.

Maldito patriotismo y malditos todos los que se ocultan bajo él. Malditos los que no ven más allá de sus narices, los que no ven que una bandera no es más que un trapo con el que ni siquiera se puede limpiar su inmundicia. Malditos los que hacen que parezca que un pabellón se viene abajo con sus gritos, jaleando a su líder cuando enarbola esa bandera, ese patriotismo abstracto para el que se reclama devoción.

Malditos todos los que después de lo que hemos pasado todavía no se dan cuenta que el patriotismo, que ese modo en el que especialmente la derecha del PP y Ciudadanos usan la bandera y el sentimiento por un país que, precisamente ningún español eligió para vivir, es absurdo. Si aman a su país, amen a las personas que lo habitan, sean o no españolas, sean más humanos.

Miren a los que tienen a su alrededor, sean solidarios y dejen de aplaudir frases huecas como esas de Rajoy cuando dice que "con España no se juega" cuando él se ha hartado de jugar con los españoles, de tomarnos el pelo, de aniquilar a lo que en realidad más queremos, que es a nuestros amigos, a nuestros parientes, a nuestras parejas -sean españoles o no-, a todos esos a los que la desigualdad social ha excluido de esa "España con la que no se juega". Dejen que la sonrisa de quien tienen delante, esa sonrisa sincera y espontánea, cotice más al alza que una cifra más en el reparto de dividendos.

No es la primera vez que escribo para expresar mi repulsión por el patriotismo y, seguramente no será la última. ¿Qué patriotismo hay en el homenaje que acaba de recibir el rey emérito Juan Carlos de Borbón de Arabia Saudí? ¡Que le apliquen al Borbón ese pacto antiyihadista que tanto nos han vendido y se dejen de tantas pamplinas! ¿En qué lugar deja a esa nación que tanto parece amar esta derecha el hecho de que su monarca acepte honores de cómplices de ISIS? ¿Dónde está ahí su patriotismo?

Supongo que en el mismo lugar que para Rivera quedan las víctimas de violencia de género que no son españolas.

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