Posos de anarquía

Estibadores sin carga, ¡a la carga!

Hoy arranca la huelga de estibadores y ya les avanzo que asistiremos a todo un despliegue de manipulación para enfrentarnos a este colectivo. La derecha española, los representantes políticos del neoliberalismo en nuestro país (PP, Ciudadanos y PNV y PDeCAT), ha favorecido que salga adelante el decretazo que propicia esta huelga.

Durante estos días, escucharemos que los estibadores son un monopolio, que son unos privilegiados. Y lo son, claro que lo son. ¿Por qué? Porque en unos tiempos en los que la clase trabajadora es pisoteada, en la que se ha legalizado la explotación, que un colectivo conserve los derechos conseguidos en sus luchas sindicales de principios del siglo XX es inadmisible para la élite. Que ellos dejen de ser privilegiados no pasa por arrebatarles su derechos laborales, sino por recuperar los nuestros.

El resto de la clase obrera, por muy precaria que sea nuestra situación, no debemos caer en la trampa: en lugar de luchar por nuestra mejora, a veces parece que abrazamos el irracional lema "o yo o nadie" y ansiamos que quienes están mejor que nosotros pasen a estar igual o peor. Es es la trampa que nos tienden y que nos ha llevado a pensar que quien es mileurista no tiene derecho para quejarse.

La liberalización de la estiba traerá consigo precariedad, caídas de salarios, entrada de las empresas de trabajo temporal como Atila y los hunos... Destruirá el sector mientras no los venden como un aumento del empleo y mayor PIB. Ya lo hicieron con los últimos datos del paro, cuando se felicitaban asegurando que no había cifras tan buenas de empleo desde 2009... obviaban, interesadamente, el dato de salarios, de poder adquisitivo perdido: sólo desde 2007, el salario real de los españoles ha caído más de un 25% mientras no cesa la escalada de precios de bienes de primera necesidad.

Por este motivo, la huelga de estibadores es la huelga de tod@s. Hemos de recuperar cuando antes ese sentimiento de clase trabajadora que nos han arrebatado, porque si hoy apoyamos a la estiba, mañana ésta lo hará con el profesorado, el personal sanitario, etc. Todos a una, que no hay cosa que más teman los grupos de poder.

Mi planteamiento es romántico, idealista quizás, pero no por ello seguiré resistiendome a defallecer. Soy consciente de la dificultad que existe a la hora de movilizar a la ciudadanía que, incluso cuando está siendo aplastada por el Gobierno al servicio de las grandes patronales, prefiere quedarse inmóvil mientras ven aproximarse la bota que se posa en su cuello. Reaccionemos, cojamos esa bota y pateemos unos cuantos traseros. No se dejen manipular para ir en contra de iguales porque mañana ustedes mismos terminaran acorralados sin derecho, siquiera, a pedir auxilio.

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