Posos de anarquía

Por qué no siento lástima por Gemma Nierga

El despido de Gemma Nierga de la Cadena SER levantó mucha polvareda en su día y ahora, tras su aparición en diversos espacios, vuelve a serlo. Entiendo que para la periodista ha sido un duro golpe ser despedida por PRISA tras casi tres décadas de trabajo a su amparo, pero ¿dónde estaba ella cuando despidieron a l@s periodistas rasos?

Puedo llegar a entender que el público en general no conozca los entresijos de lo que lleva años sucediendo en la Cadena SER, entre otros motivos, porque el imperio mediático que representa PRISA bien se encarga de ello. Sin embargo, la realidad es que lo sucedido a Nierga es agua de borrajas comparado con el drama que han vivido much@s compañer@s en la emisora líder de audiencia.

PRISA lleva años con masivos goteos de despidos. Para que una Pepa Bueno, una Gemma Nierga, un Carles Francino o una Angels Barceló brillen y disfruten las audiencias que tienen, es absolutamente imprescindible que cuenten con el respaldo de un equipo de profesionales. Pues bien, este equipo es el que desde hace mucho tiempo viene pagando los platos rotos.

Ya parece que nadie recuerda los momentos en los que l@s periodistas de redacción de Cadena SER se negaron afirmar noticias en protesta por los despidos de colegas; todo el mundo parece haber olvidado la Inspección de Trabajo en 2014 que destapó que la radio tenía en Madrid a cerca de una veintena de becarios de larga duración, es decir, periodistas que llevaban desempeñando tareas de trabajador de plantillas y, sin embargo, cobrando como un estudiante (práctica habitual en muchos medios de comunicación).

¿Dónde estaba entonces Nierga? ¿Por qué no alzó la voz? Sencillo, por esa falta de compañerismo que lastra nuestra profesión, por esa tendencia enfermiza a salvar el culo propio y no solidarizarse por el ajeno. Ni más ni menos. Tampoco la vimos dar un paso al frente cuando la Cadena SER, al mismo tiempo que despedía a periodistas rasos incrementando la carga de trabajo de los que quedaban, contrataba a estrellas mediáticas muy bien pagadas.

Esa Gemma Nierga es la periodista cuyo silencio en antena entristece a much@s ahora, la misma cuyo silencio mientras estuvo en el aire, nos indignó a otr@s. Por este motivo, yo no siento lástima por Nierga. Me entristece mucho más la situación que han vivido much@s otr@s compañer@s que no tendrán tantas facilidades para encontrar otro trabajo, que no han tenido la tranquilidad de un colchón económico en caso de que tarde en llegar una nueva oportunidad. Este no es el caso de Nierga, de la que ya se rumorea que podría fichar por TV3, bien para la televisión o para Catalunya Ràdio.

Cuando llevas tanto tiempo trabajando en este oficio, cuando te has ganado por derecho propio el respeto de tus colegas y de los oyentes/lectores/espectadores como es el caso de Nierga, deberías adquirir una responsabilidad, deberías mantenerte firme en unos principios y dar la cara por tus colegas porque, precisamente por haber conseguido la posición en la que te encuentras, no sólo eres más visible, sino que estás más blindada ante un desastre, ante un despido. Algun@s sólo se acuerdan de ésto cuando ese desastre los alcanza de pleno. Lástima.

 

 

 

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