Posos de anarquía

Cuando se prefieren los toros a la igualdad

Jornada bochornosa la que se vivió ayer en el Congreso de los Diputados y las Diputadas: ni uno solo de los miembros del Gobierno asistieron al debate que tuvo lugar ayer tarde sobre la propuesta de Ley de Igualdad Retributiva por parte de Unidos Podemos. De este modo, se evidenció una vez más las prioridades que tiene este Gobierno, entre las que la mujer no es una de ellas... ni siquiera entre las propias ministras del Ejecutivo, como prueba que Dolores de Cospedal prefiriera asistir a unos premios taurinos que aportar su grano de arena contra una brecha salarial que lleva a cobrar a las mujeres hasta 6.000 euros menos al año que los hombres.

Es muy triste constatar, uan vez más, lo poco que le importa a la derecha la igualdad entre hombres y mujeres. Ni es la primera vez ni será la última; ya pudimos ver cómo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, indicaba sin complejos que "no nos metamos en eso", al ponerse encima de la mesa la igualdad salarial.

Hay multitud de ejemplos en las filas del PP, como aquella diarrea mental de Miguel Arias Cañete -no podemos calificarla de 'reflexión'- cuando tras el debate electoral con Elena Valenciano señaló que si el hombre demuestra "superioridad intelectual o la que sea" da una impresión "machista" ante una "mujer indefensa". Inolvidable también aquella nauseabunda frase suya que afirmaba que "el regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado, que le pueden perder a uno".

Este sentir machista no es exclusivo de los hombres del PP, sino también de las mujeres, como ayer pudimos comprobar cómo la ministra de Igualdad faltó a su deber o cómo dirigentes como Cristina Cifuentes hacen el ridículo al pedir que las feministas la defiendan por estar salpicada -y cada vez más acorralada- por la corrupción. ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?

No me cabe duda de que buena parte del electorado del PP es machista. Lo mismo sucede con Ciudadanos, que en esto del machismo es un alumno aventajado, tras habernos regalado gestos como equiparar la violencia de género con la violencia doméstica; pedir antecedentes penales a la mujer gestante en su propuesta de ley de gestación subrogada, pero no al futuro padre y a la futura madre; igualar los derechos del hombre, la mujer y los perros o, como es el caso de Inés Arrimadas, no secundar la huelga del 8 de marzo por cargar contra el capitalismo, obviando que este modelo deprapadador es machista desde su misma génesis.

A pesar de ese granero de votos machista, también estoy convencido de que habrá votantes de los populares que no lo son, que apuestan por la igualdad real. Esos votantes, no olviden que esta cuestión es crucial, que no puede obviarse a la hora de acudir a las urnas porque, a la postre, cualquier política económica y social que parta de quien está tan atravesado por el machismo terminará perpetuando esta lacra que mina nuestra sociedad... nuestro país, para que lo entiendan los patriotas.

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