Posos de anarquía

Abascal se atraganta con su financiación islámica

Abascal se atraganta con su financiación islámica
Montaje de Abascal.

Según las informaciones publicadas por El País este fin de semana, Vox habría recibido financiación para su campaña de las elecciones europeas de 2014,  precisamente, de dos de los frentes que más asegura ahora querer combatir: el marxismo y el Islam. Los fondos recibidos -800.000 euros- del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI) se le han atragantado a Santiago Abascal, tan lenguaraz él, que se esconde en su madriguera al calor de su Smith&Wesson.

Basta rascar un poco la superficie para darse cuenta de la calaña de Abascal y l@s suy@s. El partido que dice llegar para desmontar los chiringuitos políticos es un chiringuito en sí mismo. Así lo confirman hechos como cuando  no dudó en el pasado de tomar dinero iraní ¡por España!. ¿Qué se puede esperar de un partido cuyo líder ha subsistido durante años de las mamandurrias del PP y su lideresa Esperanza Aguirre?

Abascal, ahora agazapado en su agujero para poder soportar el escarnio público de que es objeto, chupó del bote de la Administración Pública que ahora dice querer depurar. Dice El Pistolas que aquella experiencia asumiendo dos puestos a dedo creados a medida para él por Aguirre le sirvieron para darse cuenta de la cantidad de dinero que se malgasta en la Administración... pero estuvo llevandoselo calentito hasta que le despidieron, por no tuvo ni la decencia ni la honestidad de renunciar a algo que ahora critica.

Si no lo hizo entonces, si como en 2014 no dudó Vox en tomar financiación de quienes hoy sitúa entre sus enemigos, es porque no tienen más principios que sus ansias de poder. Se trata de un partido profundamente antidemocrático que ahora, cuando los periodistas de El País han querido arrojar más luz sobre su financiación islámica de Vox, se ha cerrado en banda, con veladas intimidaciones. El chiringuito Vox no quiere transparencia porque está podrido desde sus mismos pilares y es cuestión de tiempo que, con la ayuda de la gente de bien, se desmorone quedando reducida a una escombrera.

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