Posos de anarquía

Se acabó buscarse la vida en Londres

Se acabó buscarse la vida en LondresEl plan migratorio para Reino Unido presentado por Boris Johnson pretende dar un vuelco a lo que veníamos estando acostumbrad@s... aquí en España, pero también allí, al otro lado del Canal de la Mancha. Se acabó lo de emigrar a Londres para aprender inglés mientras se es explotado en una cafetería de franquicia. El plan de Johnson pasa por que para poder ir a vivir a Reino Unido haya que demostrar el dominio del idioma e ir debajo del brazo con una oferta de trabajo en la que de media se gane 30.000 euros.

Cuando más golpeaba la crisis en España, decenas de miles de españolas y españoles emigraron a Reino Unido, especialmente a Londres. Ya tuvieran licenciaturas de Ingeniería, Arquitectura, Derecho o Química, quienes viajaban hasta allí sabían que su destino sería vivir en una habitación de un piso con otras tres o cuatro personas y servir cafés por siete libras a la hora. Al menos allí se encontraba trabajo sirviendo mesas; en España ni eso; si además, podías aprender o perfeccionar el inglés, pues mejor que mejor.

La migración no era sólo española. Allí un@ se topaba con personas llegadas de Portugal, Italia, Polonia, Grecia, Bulgaria...  Encontrar a un inglés o una inglesa detrás de una barra era misión imposible, salvo que en un pub, donde l@s británic@s consideran que el trabajo es más digno. Con el nuevo plan migratorio, que se basa en el que ya existe en Australia, se estima que el 70% de los comunitarios desaparecerán, unas 140.000 personas al año, según las propias estimaciones del gobierno británico. Sólo el visado para quedarse en el país puede llegar a costar 1.400 euros.

El tiempo máximo que podrá quedarse una persona como turista será de seis meses. Un plazo, también avanzo, que en algunos casos que conocí era más que suficiente para tirar la toalla. Los niveles de calidad de vida eran tan duros para algun@s con los que me topé que terminaban por abandonar. Recuerdo el caso de un joven que me relataba que en una cadena de cafés ganaba como camarero lo justo para pagarse la habitación -un auténtico cuchitril que compartía con otro amigo, dentro de una casa compartida a su vez con otras cuatro personas-, el transporte al trabajo y mal comer. El día que libraba no podía costearse el transporte por la ciudad y mucho menos enfermar, pues si no trabajaba, no cobraba.

A partir de ahora, o Johnson confía en que esos seis meses de visado de turista permitan la rotación suficiente para cubrir los empleos en hostelería o l@s británic@s tendrá que coger la bandeja... o dejarán de tomar café y té... Y no parece que conciban la primera opción, porque ya se han encendido las alarmas barrutando restricción de horarios de apertura por falta de personal. Lo mismo sucederá en el sector de cuidados domiciliarios, la construcción o el campo, donde ya en 2019 se echaron a perder toneladas de fruta porque no había suficiente mano de obra para recolectarla.

En lugar de dignificar los trabajos en el sector de Servicios, Johnson se quita de en medio una migración que aportaba, no restaba. Una migración que paga impuestos y no recibe prestaciones sociales. En 2021, quienes consigan un empleo, habrán de pagar cerca de 500 euros anuales para poder ir al médico del Sistema Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés), en el que, o se hacen excepciones, o se quedarán a cuadros sin los cientos de enfermer@s y matronas español@s que trabajan en el NHS. Un despropósito.

Hasta cerca de 2 millones de español@s emigramos al extranjero en los años más duros de la crisis. Con políticas como las que pretende activar Johnson en Reino Unido o la derecha aquí en España, el sistema entra en riesgo, tanto en el país emisor como en el receptor. Las medidas de las fuerzas conservadoras, alineadas con el capital, incluso, con sus caretas liberales de sonrisa antisistema, corren en dirección contraria a los derechos laborales, la dignificación de los trabajos y, en esencia, de las condiciones de vida  de quienes menos tienen. Y esa factura, aunque crean que no, no sólo la pagaremos l@s de abajo.

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