Posos de anarquía

La frustración de la marcha atrás

La frustración de la marcha atrás
Aspecto del paseo marítimo de Rincón de la Victoria (Málaga).

Toda España está pensando en la desescalada y la Fase 1... quienes podrán acceder a ella y quienes no. En lugares como Madrid, sus gobernantes han primado la economía sobre la salud y han pedido el salto de fase pese a no cumplir con todos los requisitos sanitarios; en otras como Barcelona son conscientes de la gravedad de un patinazo y no lo han solicitado. ¿Y la ciudadanía? ¿Está su responsabilidad a la altura de sus deseos de Fase 1? Tarde o temprano, lo vamos a averiguar. En algunos lugares, como en Granada o Málaga, ya lo sabemos, y la frustración de quedarnos anclad@s en la Fase 0 es asfixiante.

Éramos muchas las personas que tachábamos días para poder ver a nuestros seres queridos, en grupos reducidos y con las debidas precauciones, a partir del próximo lunes. Quienes vivimos en los distritos sanitarios de Málaga (que además de la capital, alcanza a otras cinco localidades), y de Granada capital y su área metropolitana no podremos hacerlo hasta, como mínimo el 25 de mayo. La hostelería -principal actividad económica- que confiaba en probar desde el día 11 qué tal capeaba la adversidad con ese 50% de aforo en sus terrazas y que, quizás, ya había cometido una inversión para ello, tampoco tendrá oportunidad.

Imaginen la frustración, el malestar general... los reproches y, pese a ello, si uno se asoma al paseo marítimo en las franjas de paseo continúa viendo las escenas que nos han traído hasta aquí. No puedo siquiera imaginar cómo se removerán las entrañas del personal sanitario andaluz que, además, es el que registra más contagios de toda España, pese a que Andalucía no es ni de lejos de las Comunidades Autónomas más castigadas por el coronavirus.

Tómense esta columna como una advertencia, como un consejo para quienes sí pasan a esa Fase 1, y tengan presente en todo momento que en cuestión de 14 días pueden regresar a la primera casilla, con aun mayor frustración de la que vivimos ahora en el sur.

Andan la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga muy preocupadas por la economía. Tienen motivos para ello, pero mal que les pese, hoy más que nunca es preciso remitirse a la máxima del ministro de Sanidad, Salvador Illa: "sin salud, no hay economía". El vicepresidente andaluz y consejero de Turismo, Juan Marín (Cs) acusa al Gobierno central de no contar con un plan B para el Turismo y presume del confeccionado por la Junta. Ayer mismo hacía tales declaraciones y, precisamente ayer, recibió tal bofetada de realidad que resonó desde Doñana hasta el Cabo de Gata.

El plan de turismo de Marín, ese que quería abrir las playas en mayo se ha ido al traste porque, como anticipó Illa, sin salud no hay economía. La propuesta de la Junta de Andalucía es que de los 33 distritos sanitarios que hay en Andalucía, únicamente tres (los arriba mencionados) nos quedemos fuera de la Fase 1. Sin embargo, si se mantiene lo expuesto por el Gobierno, eso no era lo decretado, pues la unidad de referencia es la provincia. Eso quiere decir que cabe la posibilidad de que toda la provincia de Granada y de Málaga se queden en ancladas en la Fase 0 hasta finales de mayo.

Dos de las joyas de la corona del Turismo paradas otros quince días y, lo que aún es peor, posiblemente arrastrando ese decalaje respecto al resto de España. De no poder saltar directamente a la Fase III y considerando que no haya nuevos retrocesos, las playas de la Costa del Sol podrían no reactivarse hasta el 22 de junio... casi un mes más tarde de lo que esperaba Marín. Mientras, lanzan vídeos con famos@s promocionando el turismo o anunciando a bombo y platillo soluciones tecnológicas para medir el aforo de bañistas en las playas... Andalucía se pregunta cuál será su plan B.

El peso de la economía no debe ser superior al de la salud. Tener previsión y contar con planes de reactivación no debe restar atención a las medidas sanitarias y, lamentablemente, en Andalucía es precisamente lo que está sucediendo. Vista la irresponsabilidad de una parte de la población en sus salidas a la calle, los Ayuntamientos no han adoptado medidas de alivio: no se han cortado calles al tráfico para descongestionar los paseos marítimos, ni siquiera se han marcado carriles de doble sentido en dichos paseos... medidas sencillas que no se han aplicado y cuyos efectos veremos en pocos días, quizás, retrasando otra quincena nuestro salto a esa ansiada Fase 1 y, con ello, nuestra frustración. ¿Estaremos esta vez a la altura? ¿Lo estarán quienes el día 11 si podrán ver en persona a sus seres queridos?

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