Posos de anarquía

Estado de Conveniencia

Estado de ConvenienciaLa propuesta de Pedro Sánchez de Estados de Alarma autonómicos a la carta no parece haber agradado a la derecha, que acusan al presidente del gobierno de borrarse del mapa en esta segunda ola del COVID-19. La situación evidencia cuán lejos está nuestra clase política de asumir lo que un Estado federal supondría.

Comunidad Autónoma. Un concepto que por definición alude a autonomía, esto es, a la potestad para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios. Visto el alud de críticas recibidas hacia el gobierno central por su anuncio de ayer, uno diría que la derecha es bipolar: tan pronto tacha al Ejecutivo de dictadura cuando asume el mando único como reclama éste cuando es ella la que ha de asumir  responsabilidades.

En realidad esto no es nuevo; independientemente del color político de los diferentes gobiernos autonómicos, cuando se publican los datos de empleo se da un curioso fenómeno: si el dato es positivo, el mérito es del gobierno regional; si es negativo, de la acción del gobierno de España. Dicho de otro modo, en las Comunidades Autónomas (CCAA), sus gobernantes tienden a dar un paso al frente para apuntarse tantos y a recular en todo aquello que pueda dañar su rédito político. Eso no es autonomía, es conveniencia.

Expuesto esto, en lugar de una gestión correcta de la pandemia parece que asistimos a un partida de ajedrez. La jugada de ayer de Sánchez es una prueba de ello, pues pone en jaque a las CCAA, especialmente a las que alentaron caceroladas durante el Estado de Alarma, que ya no tendrán excusa para asumir sus responsabilidades.

¿Es posible una descentralización sin que parezca que el Gobierno se lava las manos? Debería serlo, porque en esencia eso es lo que supone el Estado federal y, más concretamente, la república federal hacia la que debemos aspirar. El gobierno central debiera asistir y garantizar la coordinación entre autonomías que, por su parte, no pueden continuar haciendo dejación de funciones como hasta ahora. ¿Qué ha hecho mal el gobierno de coalición? Pues, sin ir más lejos y apuntando a la vuelta al cole, que es la cuestión más polémica en estos momentos, no reaccionar a tiempo al ver que múltiples CCAA no estaban cumpliendo con su deber de planificar correctamente el regreso a las aulas. Lo mismo ha sucedido con el capítulo de los rastreadores.

Más allá de las consideraciones que realicemos en torno a la gestión de los efectos del COVID-19, la situación revela la ineptitud de buena parte de l@s gobernantes para asumir un modelo de Estado maduro, para avanzar en nuestra democracia y dejar a un lado intereses partidistas cuando lo que está en juego es el bienestar de la ciudadanía.

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