Posos de anarquía

La corrupción en nota adhesiva

La corrupción en nota adhesivaContinúa la procesión de cargos del PP por la Audiencia Nacional: tras el paso de los exsecretarios generales, tocan los expresidentes José Mª Aznar y Mariano Rajoy. A pesar de conocer a la perfección el argumentario negacionista de los altos cargos populares, éstos no dejan de sorprender con sus respuestas; el último Javier Arenas, que para justificar su presencia en los papeles de Bárcenas llegó a plantear que hubiera otra persona en el PP que se llamara como él.

Según el INE, en España hay unas 21.400 personas cuyo primer apellido es Arenas. No es posible realizar la búsqueda combinando nombre y apellido, pero esa cifra da una idea de la cantidad de sospechosos que quiere incorporar a la causa el senador del PP. El único problema es que bastaría con cruzar los datos de militantes del PP para darse cuenta que Javier Arenas sólo había uno... y gracias. Con el apellido Rajoy, por cierto, no llegan ni a 200 personas en toda España, por aquello de M. Rajoy...

Cuando en la primera sentencia de la trama Gürtel la Audiencia Nacional aseguró que los testimonios de los altos cargos del partido no eran veraces cuando negaban los sobresueldos era una manera elegante de decir "dejen de tomarnos por idiotas". A pesar de la condena de entonces, ratificada por el Tribunal Supremo, y de testimonios que van confirmando el uso de la caja B, Arenas, Cospedal, Cascos... continúan tomándonos por idiotas o haciéndose ellos los idiotas.

Y es que habría que ser muy necio, con la responsabilidad que tenían todos ellos, para no percatarse de lo que sucedía en el partido. Con los chorros de dinero que salían de Génova, o existía una contabilidad B o tenían una imprenta de billetes. Ya no son solo los pagos en sobres y cajas de puros admitidos por algunos testigos, sino también los préstamos a interés cero reconocidos por Pío García Escudero o la nómina de Jaume Matas para hacerle más llevadera su nueva etapa tras dejar de ser ministro (y que se preparara para terminar teniendo más de una veintena de causas por corrupción).

Remontándonos a aquel primer proceso de Gürtel y pese que al ser testigos están obligados a decir la verdad, los testimonios de los altos cargos continúan sin ser veraces. La propia Cospedal negó que la contabilidad parelela fuera del partido, indicando que "no es del PP sino de Bárcenas". Una contabilidad B que, dado que se inició en la era Aznar, incluso registra en sus apuntes el paso de pesetas a euros cuando entró en circulación la nueva divisa en 2002.

Con ese mismo argumento, la auditoría interna en el PP con la que se jactó Cospedal de que en 2013, después de que El País publicara los papeles de Bárcenas, los tirara por tierra, tampoco fue del PP, sino suya, porque ni siquiera el auditor del partido tuvo conocimiento de ella. Qué gran despropósito.

Hoy entran en escena Aznar y Rajoy. El primero tendrá que responder sobre los sobresueldos que el exdiputado Jaime Ignacio del Burgo admitió haber entregado en mano durante años al ya fallecido exconsejero navarro Calixto Ayesa por orden de Aznar. Obviamente lo negará, como negará haber tenido conocimiento de una caja B cuya existencia, no lo olvidemos, por mucho que continúen negando ya ha sido más que probada por la Justicia.

Se ha puesto estos días el acento en el hecho de que, motivado por el protocolo COVID-19, se haya permitido comparecer a los testigos por videoconferencia. Hay voces que han criticado la medida por abrir la posibilidad de que quienes declaran se beneficien de un apuntador pero, ¿qué necesidad hay de tal cosa, si llevan casi una década instalados en la misma negación inverosímil? La única sorpresa que cabe en sus declaraciones es un nuevo insulto a la inteligencia como el protagonizado ayer por Arenas. No se precisa apuntador, pues para este infausto guión de serie B basta una nota adhesiva en el portátil con un NO tan simple como poco veraz.

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