Posos de anarquía

El reto de la UE ante un Mohamed VI acomplejado

El reto de la UE ante un Mohamed VI acomplejado
El rey de Marruecos, Mohamed VI.-REUTERS

Mohamed VI no es tan astuto como su padre, Hassan II. Sabedor de su ineptitud, del poco respeto que infunde como monarca en la Comunidad Internacional, actúa erráticamente, de manera acomplejada. Su última maniobra en Ceuta así lo pone de manifiesto. Crecido por la última palmadita de Trump antes de ser expulsado de la Casa Blanca, ha puesto en jaque a la Unión Europea (UE) que, de largo, es quien más nutre su fortuna personal que, lamentablemente, no llega al pueblo marroquí.

Todo cuanto ha sucedido en Ceuta ha sido un error que retrata a Mohamed VI como un monarca caprichoso y soberbio que pretende extender su dictadura más allá de sus fronteras. Las declaraciones de su ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, a medios franceses este fin de semana ilustran el despropósito. Tras haber engañado a miles de menores -muchos de ellos que ni siquiera pretendían emigrar- con un partido con Messi y Ronaldo, tras haber abierto sus fronteras de par en par y haber promocionado la salida de otras miles de personas migrantes, Burita no sólo niega la cuestión migratoria, sino también el papel de Marruecos en ella, para lo que recibe de la UE  y de España cientos de millones de euros.

El titular de Exteriores marroquí motiva la crisis diplomática en la entrada en el país del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, al que recientemente el régimen de Mohamed VI intentó asesinar utilizando para ello un drone con ayuda israelí. Siendo así, ¿en qué lugar deja a Marruecos haber puesto en riesgo por ese motivo a cerca de 10.000 personas, muchas de ellas menores?

La injerencia de Marruecos en la soberanía española es absoluta, con declaraciones desde Rabat de la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, sobre la causa abierta a Ghali indicando que "es un test para la independencia de la Justicia española, en la que confiamos plenamente". Esta confianza quizás, se basa en el modo en que altos cargos marroquíes se libraron del juicio por genocidio saharaui cuando el Gobierno de Mariano Rajoy se encargó de desactiva la Justicia Universal. Poner en cuestión la Justicia de España a su conveniencia es una auténtica desfachatez, especialmente considerando que la persona que sustenta la querella contra Ghali está esponsorizada por el régimen marroquí.

Marruecos ha querido poner en jaque a España y, al hacerlo, también ha puesto a Europa, porque si la UE quiere de veras parecer la unión que es ha de actuar en bloque. El régimen de Mohamed VI quiere desmarcar su movimiento de la UE porque ve en riesgo su financiación, pero ya es tarde. Se trata de un duro examen para Europa, porque Ghali volverá a Argelia del mismo modo que entró en España, como dicta la legalidad con su pasaporte diplomático argelino; otra cosa sería actuar con el mismo autoritarismo con que el monarca alauita tiene sumida en la pobreza a su población.

Si las pretensiones de Mohamed VI no se desinflan, si Marruecos vuelve a las andadas cuando Ghali regrese, veremos en qué queda la defensa que en esta ocasión ha mostrado la alta diplomacia europea de palabra; veremos si nuestra ministra de Exteriores, Arancha González Laya, se muestra más contundente o continúa con paños calientes al vecino del sur.

En caso de que el conflicto se enconara más, no hay que olvidar que el presidente de EEUU, Joe Biden, ultima su inminente visita a Europa y debería abordarse la cuestión del Sáhara Occidental en ese encuentro. Biden ha de revertir cuanto antes la violación del Derecho Internacional que cometió Trump al reconocer la soberanía de Marruecos en el Sáhara Occidental. La UE, por su parte, debería mostrar firmeza y, aun asumiendo la relación estratégica con Marruecos, debería comenzar a ejercer su estatus quo y dejar de negociar con Mohamed VI desde una posición de inferioridad, empezando a quitar prebendas como el pago a Marruecos por los bancos de pesca saharauis cuando Rabat no tiene autoridad alguna para decidir sobre ellos.

Marruecos ya ha demostrado no estar a la altura; veremos si España y la UE lo están y dejan de plegarse a este Mohamed VI incapaz y acomplejado.

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