Posos de anarquía

GAL: cuando el jarrón chino oculta basura

GAL: cuando el jarrón chino oculta basura
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El pasado fin de semana, La Razón revelaba extractos de un informe de la CIA desclasificado en el que se ligaba a Felipe González y su gobierno con la creación de los GAL. El terrorismo de Estado es una de las grandes manchas de nuestra democracia que nunca se ha lavado convenientemente. Fieles al espíritu de la Transición, se ha optado por meter la basura bajo la alfombra, mirando después hacia otro lado. Ahora, para mayor vergüenza de España, tienen que se terceros (CIA) quienes arrojen más luz sobre este asunto oscuro que nuestro propio Estado. Sencillamente, intolerable, lo que alimenta aún más las sospechas sobre el Señor X.

El informe de la CIA (a su disposición con solo pinchar en la imagen), data de noviembre de 1984. Leánlo, extraigan sus propias conclusiones y, sobre todo, pregúntense por qué los gobiernos de España son tan reacios a desclasificar documentos de hace décadas. No es paternalismo, se trata más bien de encubrimiento, de una ocultación ruin de actuaciones más que cuestionables que, sin lugar a dudas, empañan nuestra historia más reciente.

EH Bildu está dispuesta a abrir una comisión de investigación, tanto en Congreso como en Senado, para arrojar luz sobre estos hechos, para que el lenguaraz Felipe González, convertido en un jarrón chino, muestre si la basura continúa bajo la alfombra o se conserva en su interior, como las cenizas de un cadáver que tratan de pasar desapercibidas tras la porcelana oriental. Unidas Podemos, PNV o ERC apoyarían la creación de esa comisión, que trasciende a lo que pueda contar González y pone el acento en la imperiosa necesidad de cambiar la Ley de Secretos Oficiales.

De una vez por todas, España ha de abandonar este gusto por vivir en la ignorancia, esa construcción de una democracia real falaz levantada sobre cimientos de mentiras, medias verdades y opacidad. Nos merecemos una democracia mejor, una capaz de condenar y castigar el terrorismo de Estado, una en la que no terminemos sabiendo de nosotr@s mism@s más por lo que cuentan fuera que por lo conocido dentro.

Eso es, en realidad, lo que sucede con estas nuevas revelaciones de la CIA. La poca polvareda que se ha levantado con este asunto continúa diciendo muy poco de quiénes somos, de adónde vamos y del modo en que buena parte de España perdió sus principios entre las cenizas que ocultan jarrones chinos.

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