Punto de Fisión

Aguirre paranormal

La señora Aguirre es como los Balcanes: genera más noticias de las que ella misma (no digamos nosotros) puede digerir. Nos la imaginamos en casa, ordenando a diversos y sufridos criados que programen los videos para grabar sus mejores actuaciones en los distintos telediarios, ya que es físicamente imposible verlos todos a la vez. Aunque posee una cadena privada en exclusiva (Telespe, conocida popularmente como Telemadrid), la señora Aguirre es tan generosa que incluso permite que emitan programas donde no necesariamente sale ella: noticieros regionales que parecen crónicas veterinarias y viceversa, pero también madrileños que huyen por el mundo mientras el mundo huye de Madrid.

Vista la sobredosis televisiva de Aguirre, no sería mala idea programar un reality con las andanzas de esta buena señora las 24 horas del día. De hecho, Aguirre es tan hiperactiva que da para varios realitys simultáneos: lo mismo regaña a sus empleados de Telespe por venir a informar sobre su propia visita sorpresa a un incendio que pone a parir entre gruñidos a su jefa de prensa por quedarse a dormir hasta las tantas. Laca, desparpajo, naturalidad, campechanía a raudales: "¿Pero a vosotros quién os ha dicho que vengáis?" Lo dijo sin malicia, como explicando que sobraban, que ella se echaba la cámara al hombro y se ponía a entrevistarse a sí misma, faltaría más.

Al día siguiente unos cuantos alumnos y profesores universitarios la recibieron de malos modos, algunos incluso portaban pancartas donde le deseaban la muerte, los muy insensatos, como si eso fuese a solucionar algo, como si no hubiese un montón de recambios de la señora Aguirre listos para saltar a escena, esperando un accidente de helicóptero o un atentado en Bombay. A veces al encargado de los clones se le va la mano y entonces se produce la ilusión óptica de contemplar a Aguirre en tres o cuatro sitios a la vez, delante y detrás de la cámara, presentando un libro, reuniéndose con la mafia de Eurovegas, quitándole la manguera a un bombero, regalándole un cargo a uno de sus hijos, inaugurando un hospital a medias, ciscándose en la enseñanza pública, echando a los niños autistas a la puta calle, que la vida es muy dura y muy cara también.

Los poderes paranormales de Aguirre no se reducen a la ubicuidad y la invulnerabilidad, también posee el don de la clarividencia, aunque ella, más modesta, lo llama simplemente intuición. Aún no tiene datos fijos pero sí que le da el pálpito de que uno de los mayores lupanares de Europa lo van a levantar en Alcorcón o muy cerca: doscientos mil puestos de trabajo nada menos. Todos los médicos, profesores, bomberos y profesionales en general que andan por ahí zascandileando ya pueden ir haciendo cola, pero que tampoco se excedan con el currículum, que para camareros, aparcacoches y putas tampoco hace falta el latín.

 

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