Punto de Fisión

Videos de primera

Don Mariano, que ha ido a Nueva York a airear la barba, ha explicado una teoría muy particular según la cual todos los españoles que no salieron anteayer a la calle están de acuerdo con él y en contra de las protestas. Por esa regla de tres, entre los españoles hay una inmensa mayoría de etarras y proetarras, porque hay que ver la cantidad de ellos que se quedaban en casa durante las manifestaciones en contra del terrorismo. Este curioso razonamiento, característico de un erudito incapaz de descifrar su propia letra, no ha sido más que una de las muchas muestras de malabarismo mental con las que el gobierno ha justificado los ejercicios gimnásticos con que los antidisturbios entrenaron sus meninges frente al Congreso.

En primer lugar, se ha dicho y repetido hasta la saciedad que hay veintitantos policías heridos, pero también es mala suerte que, con todas las cámaras que la autoridad había puesto para grabar las acciones desde todos los ángulos, no hayamos visto más policía herido que un bailarín torpón que fue zancadilleado y que se llevó dos patadas en el culo. El resto de las lesiones deben haber sido luxaciones de muñeca provocadas por el entusiasmo al manejar la porra y un par de manos fracturadas al ser golpeadas salvajemente por sendas y traicioneras narices.

Por pura casualidad todo lo que se filmó era gente sangrando con la cabeza rota y unos cuantos encapuchados entre las primeras filas de manifestantes orquestando una zarzuela cómica para que sus compañeros de parranda pudieran distraerse de la única forma que saben. A alguno se le fue la mano con la interpretación y se llevó una hostia de más, pero es lo que pasa cuando eres un poli del método, que te metes tanto en el personaje que al final sales por la otra puerta. Para contrarrestar esos feos histerismos donde un payaso vestido de guerrillero les gritaba a los Robocop "¡Que soy compañero, coño!", la delegada del Gobierno en Madrid y el ministro del Interior se han pasado el día y la noche estudiando vídeos de primera hasta que se les caían las pestañas, rebobinando a cámara lenta para ver si unas muelas volando de una boca podían pasar por un escupitajo. Al final parece que han decidido encargarle a Garci una película donde se vea a algún malvado anciano blandiendo el bastón contra un indefenso armario ropero. Lo que pasa es que una película de Garci lleva su tiempo y tampoco es fácil encontrar un antidisturbios que pueda recitar dos líneas de diálogo sin resollar y sin soltar el brazo entre sílaba y sílaba.

Si no recuerdo mal, Robocop, que era un bestiajo de hojalata, tenía al menos tres instrucciones básicas: servir al pueblo, proteger al inocente y respetar la ley. Según José Manuel Sánchez Fornet, secretario general del SUP, a los antidisturbios españoles les sobra con una y media: "Leña y punto". De ahí el material incautado en las detenciones del que, sin pensárselo dos veces, sacaron una foto para los anales: doscientos y pico kilos de piedras (no todas fumables) escoltadas por un terrorífico arsenal consistente en cuatro pilas alcalinas, una botella pintada con la contraseña "¡buh!", una funda de gafas vacía, un peluche con forma de caballito, un teléfono móvil y algo sospechoso, un queso o una torta estampado con un lema contra la explotación animal, algo claramente ofensivo para el oficio de policía, por no hablar de ministros y ministras.

En fin, que don Mariano les agradece mucho a todos los alicantinos, extremeños, japoneses y neoyorquinos que el día 25 tuvieron el detalle de apoyar su gestión de gobierno no acudiendo a la fuente de Neptuno. Es un alivio pensar cuánta gente de bien hay en el mundo.

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