Punto de Fisión

Gordas y feas abstenerse

El gobierno no para de pensar y ha ideado un reclamo infalible para atraer inmigrantes de calidad. A ciento sesenta y cinco mil euros la hipoteca, el permiso de residencia sale tirado y además así se matan dos pájaros de un tiro: se pone el listón bien alto, para que del extranjero únicamente salten millonarios, y de paso se van colocando todos esos pisos de mierda que antes albergaban a indigentes y que los bancos ya no pueden revender a los tontos autóctonos.

A vista de pájaro parece un plan redondo, otra cosa es cómo ponerlo en práctica y que eche a rodar. Lo mejor es que el gobierno fuese colgando anuncios en la páginas de contactos del Financial Times, al estilo de aquel amigo mío que no encontraba novia ni a tiros y que ilustró las paredes de la facultad de Filosofía y Letras con un cartel muy poco filosófico que, sin embargo, no dejaba lugar a dudas: "Se buscan chicas altas, buenos pechos, buenas piernas, buen nivel económico, sanas y divertidas. Feas y gordas abstenerse". El tío escribió debajo el teléfono de su casa y se puso a esperar sentado encima de un colchón.

Este optimismo antropológico dice mucho de la confianza de nuestros gerifaltes, que ya se frotan las manos mientras esperan que de un momento a otro bajen por las escalerillas de los aviones orondas parejas de alemanes dispuestas a repoblar España de cabelleras arias y a disfrutar con la paella y los toros como en los tiempos de Alfredo Landa. Otra cosa es que un cuchitril en Usera que todavía huele a muerto por culpa del ahorcamiento del anterior inquilino no resulte tan atractivo como un chalet en Mallorca, pero de esos detalles se ocupará la publicidad, igual que mi amigo, que en lugar de su foto pegó una de Robert Redford.

Lo más probable es que, de funcionar el señuelo, empiecen a desembarcar manadas de mafiosos rusos que nos van a dejar el país trufado de burdeles, pero da igual, el caso es que el dinero fluya aunque sea negro, no le vamos a mirar el color a los billetes como si fueran personas. También hay que pensar en rellenar el hueco que ha dejado el reciente golpe a la mafia china y en que Sheldon Adelson no puede levantar él solo la economía peninsular a fuerza de partidas de póker y por más que le bajen los impuestos para que los casinos le salgan al mismo precio que una catedral con ruleta incorporada. De cualquier modo, va a ser problemático vender la burra del permiso de residencia cuando, doce meses después, el tan cacareado milagro del año mariano ha consistido en transformar la burra en coneja, cinco millones de parados en seis millones de parados y una prima de riesgo en una puta con sífilis.

 

Más Noticias