Punto de Fisión

Alcalde, lo que nos eches

Muchas cosas se le pueden reprochar a Rubalcaba excepto que no sepa suicidarse con estilo. Hacerse con la alcaldía de Ponferrada con el apoyo de un acosador sexual el Día de la Mujer Trabajadora es una apuesta al alcance de muy pocos. Da hasta lástima que luego se haya echado atrás, cuando tendría que haber ido a felicitar personalmente al nuevo munícipe, Samuel Folgueral, e invitarle a unos vinos para que Ismael Alvarez, condenado por acoso pero poco, les contara intimidades de Nevenka Fernández, aquella concejal de derechas que iba pidiendo un pellizco a gritos.

Samuel entró a hombros a la alcaldía casi al mismo tiempo que salía también a hombros del PSOE, encantado consigo mismo y con su nuevo cargo de macho alfa del pueblo, sosteniendo en sus manos la vara de alcalde con la misma alegría que Nacho Vidal antes de ponerse a la faena. Por algo la vara de alcalde parece lo que parece.

Empeñado en la misma tarea de desmantelamiento del PSOE que ya emprendiera Zapatero con devoción ejemplar, Rubalcaba ha decidido no dejar piedra sobre piedra. Y para que conste en acta y no haya lugar a dudas, ha apretado el botón de autodestrucción moral justo en el epicentro del feudo leonés, en plena cuna del zapaterismo. No se puede renovar un partido sin antes hacerlo mierda desde las bases hasta la cúspide. Si al PSOE le restaba un solo gramo de decencia y sentido ético (que yo creo que no), acaba de esnifarlo por la nariz en Ponferrada. Las bases se han quedado bizcas y la cúspide es Rubalcaba. Del PSOE ya no queda ni la P.

Con todo, el alcance estratégico de la jugada no se vio hasta el día siguiente, cuando Rubalcaba anunció que había sido todo un error y que él tiene sus principios, aunque ni él mismo sepa bien cuáles. Le ha pedido el carné del partido a Folgueral y ha tirado la alcaldía a la basura, como si hubiera armado todo el pifostio sólo por joder. Porque no se explica muy bien que un hombre que cuando era ministro del Interior tenía el país entero intervenido por teléfono, no acabara de enterarse del hedor de una maniobra que era trending topic hasta en el twitter de Carme Chacón. Tanto Maquiavelo y tanto Fouché y al final se la juega un alcaldillo a lo Fernando Esteso.

Por lo que parece, a Rubalcaba le traía frito que el PP copara portada tras portada un día sí y otro también. No encontró otra manera de competir con Cospedal anunciando el ERE de Bárcenas ni con el propio Bárcenas entonando la Internacional más que dándose a sí mismo el jaque del pastor. Anda, José Mota, iguálamelo. 

 

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