Punto de Fisión

Mariano todoterreno

No ha podido ser más curiosa la idea del presidente europeo de la General Motors. ¿Quién mejor que Mariano para presentar la nueva generación de todoterrenos Mokka? Hubieran podido hacerlo en Italia, pero acaban de descubrir que el modelo Berlusconi se atasca con la justicia, un inconveniente del que carece el modelo español. Tampoco es ninguna casualidad que Mariano haya decidido dar su enésima representación de don Tancredo en la provincia de Zaragoza, única capital española que acentúa sus cuatro sílabas, quizá para dar una idea de firmeza y rotundidad, como un todoterreno con tracción a las cuatro ruedas. Za-ra-go-za se pronuncia igual que los dos grandes lemas publicitarios del PP: "España va bien" y "España va mejor".

Pensándolo bien, puede que los asesores del presidente esta vez se hayan quedado un poco cortos. Si respondieron al primer torpedo de Bárcenas con una pantalla de plasma, y ahora al segundo con un automóvil aragonés, muy pronto se van a quedar sin electrodomésticos y tendrán que sacar a Mariano anunciando una lavadora. No parece lo más oportuno ahora que los trapos sucios del partido han dado paso a una fosa séptica. Lo más lógico habría sido que Mariano saliese al día siguiente montado en un tanque o, mejor aún, presidiendo un submarino.

Mariano en la fábrica Opel de Zaragoza es una recreación de aquella famosa estampa del vendedor de coches usados: ¿le compraría usted un programa político a este individuo? ¿Le dejaría conducir aunque fuese el carrito de la compra? Los vendedores de imagen de Mariano no han andado muy avispados, aunque hay que reconocer que el material con el que trabajan tiene tela. Le encargan a Don Draper, el chulo engominado de Mad Men, la próxima campaña del PP y el hombre tira la toalla y se pone a vender barquillos en una esquina de la Quinta Avenida. Don Draper sería capaz de exportar centollos a La Coruña, pero incluso el arte de la publicidad tiene sus límites.

Mariano y la velocidad son dos conceptos contradictorios, casi casi incompatibles (como la velocidad y el tocino), porque lo único que ha hecho el presidente antes y después del manuscrito Bárcenas es posar cual jamón. El efecto hubiera sido el mismo si en vez de una grabación a lo princesa Leia en una tele de 40 pulgadas, los asesores hubieran colocado una réplica Toy Story de Mariano con una anilla en la espalda. Cada vez que un periodista díscolo tirase de la anilla, saltaría una voz sibilante y presidencial: "Es falso". Y a la siguiente: "Nada es cierto, salvo alguna cosa". Y a la tercera: "Estamos en el final de esta crisis". Y si a alguna becaria irresponsable se le ocurriera preguntar lo impensable ("¿Pero hasta cuándo va a seguir usted así?") bastaría con tirar otra vez de la anilla: "Hasta el infinito y más allá".

 

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