Punto de Fisión

Lotería del Caudillo

En España existe una Fundación Francisco Franco igual que en Gran Bretaña hay asociaciones de fans de Jack el Destripador. Creía, iluso de mí, que eran gente nostálgica que se reunía para intercambiar cromos y estampitas y educar a los chavalines de bien en el difícil arte de ser español de pro, del mismo modo que los ripperólogos comentan al ralentí las mejores cuchilladas de Jack. Pero ayer se me ocurrió echar un vistazo al sitio web de la fundación y me quedé estupefacto al comprobar que una página de internet puede corporeizar al mismo tiempo la tinta lóbrega de una portada de El Alcázar y las estanterías de ese bar de Despeñaperros donde la jeta lechona del Caudillo adorna etiquetas de botellas de vino peleón. Deberían darles un premio de diseño o algo. Hasta vendían participaciones de lotería de Navidad estampadas con un photoshop de Paquito en que, si le sacan más cara de bueno, ponen directamente a Cantinflas.

El caso es que desde esta plataforma geológica no sólo se dedican a la exaltación del fascismo en su forma más longeva y exitosa, sino que últimamente también reclaman la intervención del Ejército para impedir un fenómeno que ellos llaman "la deriva de España", que debe de ser como la deriva continental pero circunscrita a los Pirineos y al valle del Ebro. La tectónica de placas aplicada a Cataluña y evitada a base de tricornios. No sé si se puede hacer un llamamiento más inequívoco a un golpe de estado militar, a lo mejor sí, pero lo mismo habría que sacar los tanques a la calle y vestir otra vez a Tejero de cogollito.

Sospecho que este conato de levantamiento al orden constitucional, esta declaración unilateral de guerra, va a quedarse sin respuesta de las instituciones. Hace mucho tiempo que a los franquistas recalcitrantes nos lo tomamos a broma, como si fueran un montón de abueletes chalados en un desván del manicomio, una molesta dermatitis que de cuando en cuando pica un poco en lugar de un melanoma en toda regla. Por la web pululan también órganos de extrema derecha donde, sin ningún pudor, denominan a Europa "Eurabia" y dicen cosas como que Hitler se quedó corto en su cruzada de exterminio. En cualquier país serio hace ya tiempo que hubieran fumigado estas cloacas pero, evidentemente, un país que tiene una fundación dedicada a la memoria de un dictador genocida no es un país serio.

El asalto a la librería Blanquerna por una banda de macacos (y su casi inmediata puesta en libertad) no es tan preocupante como el hecho de que, por primera vez en muchos años, una facción ultra salga del armario para declarar abiertamente su ideología nazi y que sus líderes hablen sin complejos de la identidad racial de España. Identidad racial, ojo. La cosa no sólo preocupa a diversas asociaciones de integración musulmana y de amistad judía, sino incluso a diversos sectores de Falange, que ven que se están quedando sin nicho de mercado por lilas y blandengues. No nos va a quedar más remedio que comprar lotería del Caudillo, a ver si hay suerte y Fabra deja algún premio.

 

 

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