Punto de Fisión

Soraya al cuadrado

Las dos Sorayas, Rodríguez y la otra, se enfrentaron ayer en el Parlamento en una sesión de alta verdulería que hizo las delicias del respetable. Hasta se tiraron las cifras a la cabeza. Hubiese sido más vistoso, y también más decente, que se vistieran con sendas mallas y se pusieran a luchar en una piscina de barro, diversión inocente, lúdica y prácticamente igual de inofensiva. Porque en el teatrillo de la política española todo está pactado de antemano, como en una tertulia de Sálvame:

–Tú, Soraya, le dices que ha trincado 600.000 euros en sobres y entonces tú, Soraya, le respondes que ella cobró una cesantía a la que no tenía derecho. Luego te vas muy digna por los pasillos y cuando veas a unos cuantos periodistas, les dices que en tu puta vida has cogido un sobre.

–¿En mi puta vida? ¿No es un poco fuerte?

–Tienes que parecer indignada de verdad, Soraya. Estamos perdiendo audiencia.

Soraya incluso llegó a nombrar los tribunales, que es la amenaza máxima en este país, ya que te puedes morir de viejo antes de que empiece a menearse el papeleo (a no ser que seas pobre o que seas juez y te llames Eldipio, que entonces te juzgan mientras todavía se está secando la tinta de la citación).

–Denuncíame en los tribunales, si tienes lo que hay que tener.

–No, denuncíame tú en los tribunales.

–No, denucíame tú.

Pero los tribunales andan sobrecargados de raperos, cantautores protesta y delitos internaúticos, de manera que Gallardón, en su justiciera sabiduría, ha decidido quitarles trabajo y que hagan la vista gorda con los narcotraficantes marítimos y los torturadores del franquismo. Total, unos iban a salir por la otra puerta apenas acabase el juicio y con los otros se ahorran el indulto. Es la misma filosofía pesquera aplicada a la judicatura: salvar a ballenas y cachalotes y dedicarse en exclusiva a boquerones y sardinas.

–¿Y chanquetes?

–Chanquetes también, mujer. No hay que exagerar.

Como en los guiñoles infantiles, la democracia parlamentaria es un espectáculo basado en la escenificación de un conflicto donde en realidad no hay ninguno. Unos abuchean, otros aplauden y el público se lo pasa pipa. Lo importante es mantener a la audiencia despierta, siempre lista ante nuevas acusaciones. Ante todo, que no se apalanque.

–Ponedle vidilla, ¿eh? Que parezca de verdad. Que últimamente la gente se cree que el PP y el PSOE son lo mismo.

–¿Nos tiramos de los pelos?

–Metafóricamente, Soraya. Tampoco os paséis, que no estamos en Corea.

–¿La del Norte?

–No. La otra.

Ante la desidia de Mariano y de Alfredo, que últimamente andan muy ocupados entre la lectura de García Márquez, las santificaciones papales y las semifinales de la Champions, las dos Sorayas escenificaron en la tribuna la pantomima suprema de la política patria.

–¿Qué tal ha quedado?

–Bien, bien. Pero has dicho que nunca has cobrado un sobre.

–¿Y qué?

–Que los sobres no se cobran, se agarran. A ver si a alguien va a pensar mal.

–Aquí no piensa nadie, hijo. Ni mal ni bien. De eso vivimos.

 

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