Punto de Fisión

El cáncer y el PP

En una novela que lleva el mismo título que esta trinchera (Punto de fisión), un personaje bastante desagradable, crítico de cine porno y paralítico de ficción, va paseando por la calle en su silla de ruedas cuando una señora le pide una ayuda contra el cáncer. "No, gracias, yo estoy a favor". Perdón por citar uno de mis libros, pero no se me ocurría otra manera más suave de describir la espantada de los concejales del PP en un pleno de Toledo cuando una madre subió a la tribuna para hablar del problema de los niños con cáncer.

No se quedaron para escuchar lo que esta pobre mujer tuviera que decir. Ni siquiera se sentaron a fingir que escuchaban, como suelen hacer los concejales mientras piensan en sus cosas. Podían haber puesto cara de concejales al tiempo que jugaban con el móvil, mandaban mensajitos o hacían crucigramas. Podían haber dedicado el tiempo del discurso a rascarse delicadamente la entrepierna o hurgarse la nariz. Cualquiera de esas opciones habría sido más respetuosa, más compasiva, que el gesto que escogieron: levantarse en bloque y dejarla hablando con la pared.

Esta gente de derechas, tan educada y tan fina ella, que se queja de las amenazas y los deseos de muerte expresados por cuatro descerebrados en twitter escogió uno de los sitiales de la democracia para elaborar un signo de desprecio infinito a los padres con niños enfermos de cáncer. Un gesto al más puro estilo Cospedal que venía a decir: "Nos aburren ya vuestras reclamaciones. Nos importa una mierda lo que digáis. Nos vamos, que nos da dolor de cabeza. No nos interesan vuestros hijos enfermos. Por nosotros, que se mueran".

He escrito "en bloque" y en realidad hubo una única excepción, honrosa, Ana Isabel Bejarano, concejala popular que aguantó a pie firme la perorata, como era su obligación, y que, como excepción que confirma la regla, ya ha recibido un expediente informativo por desobedecer la disciplina de partido, ese inefable sentido de la piara que aglutina nuestras formaciones políticas. Para terminarlo de rematar, poco después, el rebaño toledano achacó a supuestos insultos y agresiones su estampida pública y una jovencita salió a explicar que incluso uno de ellos había recibido amenazas de muerte, un mensaje que venía a decir que primero le había tocado a Isabel Carrasco y que el siguiente sería él. Se ve que en el PP, como en ciertos mamíferos desdichados, se aprovecha todo. Hasta los niños con cáncer, a quienes usaron en campaña organizando actos benéficos para luego, tras las elecciones, dejarlos tirados y con la palabra en la boca. Hasta el cadáver reciente de una señora de trece cargos en uno asesinada por la madre de otra correligionaria del PP a la que hizo la vida imposible y cuyo abuso de poder acabó con cuatro balazos en un puente leonés. Conociendo cómo se las gasta esta gente de los sobres, la tesorería podrida, las cuentas en Suiza y las medallitas a la Virgen, la pregunta que habría qué hacer es quién habrá mandado la amenaza de muerte. A ver si en Toledo van a empezar a ajustar cuentas como en León.

 

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