Punto de Fisión

Podemus Papa

No contentos con que los identifiquen con los bolivarianos e incluso de que los tachen de proetarras, los chicos de Podemos han dado un paso más allá en su carrera hacia el despeñadero ideológico y han aplaudido al Papa. Pablo Iglesias ha declarado que no le importaría reunirse y hablar con él "en el Vaticano o en Vallecas", una disyuntiva que suena ya a cita hecha. "En tu casa o en la mía, Bergoglio" le ha faltado decir a Iglesias, quien llama al Sumo Pontífice por el nombre y el apellido, con total familiaridad, como si el Papa fuese Nicolás Maduro o Fidel Castro. Si siguen a este ritmo de autodestrucción programada, no va a hacer falta siquiera que sus enemigos les busquen más becas universitarias ni más fotos con motosierra: tarde o temprano se descubrirá que Monedero le daba clases de recuperación al pequeño Nicolás y que incluso compartían luego la merienda.

A Pablo Iglesias se le veía venir desde el apellido, por no mencionar el nombre. Muchos se han caído del caballo, como el otro Pablo, cuando le han visto dar el espaldarazo al jefe de esa misteriosa organización con sede en el Vaticano que desde hace dos milenios apoya, en silencio y en absoluto secreto, a los pobres. La burocracia, la ostentación, los poderes financieros y "las multinacionales que secuestran a la democracia" fueron algunas de las peligrosas y revolucionarias soflamas con las que el Papa ha incendiado con su intervención el Parlamento europeo, cual Lenin afeitado, con boina alternativa y de blanco resplandeciente.

Por si fuese poco este discurso punki y antisistema, el Papa ha condenado también las violaciones de niños por parte del clan de los Romanones en Granada. Dónde vamos a ir a parar, como si un cura no pudiese interpretar las escrituras a su modo y ejercer a fondo el amor libre. Al parecer, a Bergoglio no le ha impresionado lo más mínimo la exhibición de natación sincronizada con que el clero granadino ha barrido los suelos del altar para dejarlos como la patena; parecía que estuvieran en una competición de flexiones por ver quién llegaba a la gran final con Jose Mari.

"Muchos de los principios cristianos son compartidos por la inmensa mayoría social que quiere cambiar este país y a la que Podemos interpela" ha dicho Echenique en un comunicado de prensa. Lo último que le faltaba ya a la élite política de cristianos viejos, mantilla y escapulario que gobierna desde hace dos años el país: que una muchedumbre de desharrapados pretenda imponer el Evangelio y los principios de las Bienaventuranzas guiados a medias por un profeta melenudo y un Papa calvo. ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Seguir a Cristo al pie de la letra? ¿Echar a los mercaderes de los templos, donde hasta día de hoy cobran entrada? ¿Predicar la justicia social? ¿Decir que los propietarios de esas fortunas amasadas a base de hambre, explotación y miseria tienen vetada la entrada al reino de los cielos? "La verdad es la verdad, y no debemos esconderla" ha sentenciado Bergoglio. La verdad es la verdad, aunque la diga un Papa.

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