Punto de Fisión

Dios en el B.O.E.

Dios ha aparecido en el B.O.E. el 24 de febrero, un día después de la efemérides de Tejero, para conmemorar la España celestial de Mariano. Vino, además, precedido de signos apocalípticos acorde con la majestad de la revelación: un movimiento sísmico de 5'4 en la escala de Richter con epicentro en Albacete. Algunos descreídos de la capital lo confundieron con gases y otros, no menos impíos, lo atribuyeron al fracking, esa curiosa práctica de perforar la corteza terrestre en busca de petróleo cual niños en manos de Romanones.

Igual que Tejero en el Congreso de los Diputados, Dios se ha presentado en el B.O.E. con un terremoto y unos bigotes, lleno de amor a la patria y a los niños de 2º de la E.S.O. Los bigotes no son más que una extensión lógica y teológica de la expresión "Dios, padre de la humanidad", presente en el artículo susodicho del B.O.E.; una vez aplicada la fórmula de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, queda claro que Dios y Tejero no pueden ser muy distintos. Incluso podrían ser el mismo. La madre, con una medallita al mérito militar por los servicios prestados, va que chuta.

En cuanto a los Romanones, no era un tiro al aire, como el del Tejero al techo del Congreso, sino una referencia a ese otro artículo del B.O.E. que afirma que "Dios creó al hombre para ser su amigo". Esta idea de Dios como amigo (suponemos que invisible, aunque Fernández Díaz tiene su uasap) resulta bastante pobre, sin embargo, desde el punto de vista teológico, es todo un hallazgo eso del Dios colega con el que irse a tomar unas copas al paraíso. En el parque de San Blas, en los tiempos gloriosos del caballo, había un bar llamado El Paraíso donde más de un yonqui fue a encontrarse con Dios, no necesariamente envuelto en una papelina. Como en una historia delirante de Philip K. Dick, todos aquellos zombis drogadictos y navajeros también iban buscando a Dios, el gran camello de la felicidad. Si esta interpretación les suena blasfema, mejor no les explico el concepto de amistad según los Romanones. Lo dice bien claro el punto 4.3.de los estándares de aprendizaje evaluables: "Expresa oral y gestualmente, de forma sencilla, la gratitud a Dios por su amistad".

La felicidad, ya se sabe, es un horizonte resbaladizo. Para la mayoría consiste en llegar a fin de mes; para Rouco es un ático de lujo de 370 metros pagado con la equis de la casilla de la iglesia; para los Romanones la boca de un niño. Hemos tenido suerte de que, aparte de ser un país aconfesional, la Conferencia Episcopal únicamente haya retrocedido hasta el concordato con la Santa Sede, en 1979, para poner en hora la asignatura de religión, porque podían haber dado marcha atrás hasta el Concilio de Trento y acabar quemando niños moros y herejes en el patio aprovechando la madera de las porterías. Éste siempre ha sido un país muy dado al teísmo desde aquellos tiempos en que el emperador Carlos V, que empleaba el italiano con las damas, el alemán con los lacayos y el inglés con los caballos, hablaba con Dios en español. Felipe González y Florentino Pérez hasta permiten el tuteo, aunque el Papa Francisco, ¿viste?, es más de vos.

 

 

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