Punto de Fisión

Los huesos del Miquel de Sirvent

Al parecer, los huesos de Cervantes están enterrados donde se suponía que estaban enterrados los huesos de Cervantes. Lo dice una placa en el convento de las Trinitarias, aunque el Ayuntamiento de Madrid se ha gastado porrocientos mil euros en esta ardua labor de azadón y perogrullo. Aunque seguros, lo que se dice seguros, no estamos. El experto Francisco Etxeberria, sostiene que los restos están muy deteriorados y que no hay forma de hacer una prueba de ADN, con lo cual hay que seguir fiándose de lo que dice la placa. Es posible incluso que, entre los supuestos restos de Cervantes, se haya colado un fémur de Avellaneda.

"Tenemos unas mandíbulas que pueden ser de Cervantes perfectamente", concluyó Etxeberria con una frase que es un ejemplo supremo de ambigüedad, porque, tal y como está expresada, las mandíbulas lo mismo son de Cervantes que son de Etxeberria. La cosa es complicada pero Ana Botella, alcaldesa de rebote, no repara en gastos a la hora de promocionar la cultura, especialmente la del siglo XVII. Otros madrileños hubiéramos preferido que aclarase antes el caso de las cinco niñas muertas del Madrid Arena (ocurrido sólo unos años atrás) que el enigma Cervantes (que ya va para los cuatro siglos), pero la alcaldesa es una mujer concienzuda que va resolviendo los enigmas por estricto orden de desaparición.

Por otra parte, el historiador Jordi Bilbeny no debe estar muy de acuerdo con la ubicación de los restos del escritor, y ya puestos, tampoco con la ubicación de su casa en el madrileño Barrio de las Letras, ni con la de su nacimiento en Alcalá de Henares. Bilbeny defiende que Cervantes era catalán de pura cepa, nacionalidad que también reclama para Cristóbal Colón, Leonardo Da Vinci, Bartolomé de las Casas, Américo Vespucio y Santa Teresa de Jesús, entre otros extranjeros. Bilbeny lucha contra la tradición como don Quijote contra molinos de viento; se podrá decir lo que se quiera de su método histórico ("Empecé a ver todos los montajes y topé con la familia Sirvent de Jijona, la comparas con la familia Cervantes y todo es igual, es lo mismo" ) excepto que no puede ser más quijotesco.

Para Bilbeny, Barcelona es el lugar donde el Quijote se cura de su enfermedad y, no sólo eso sino que, según él, Cervantes sólo dice cosas buenas de los catalanes. Debe decirlas entre líneas, porque, cuando don Quijote y Sancho llegan a Barcelona, dos pícaras muchachas dejan molido al pobre caballero a fuerza de bailes; unos traviesos muchachos les meten por el culo a Rocinante y al rucio unos manojos de aliagas, con lo que sus jinetes acaban por los suelos; y al cabo don Quijote se hace amigo de un ladrón cuya banda previamente le desvalija. Poco antes, en el mismo capítulo LX de la Segunda Parte, encuentran un bosque del que cuelgan docenas de pies humanos y don Quijote le dice a Sancho que no tenga miedo, que es la costumbre del lugar:

No tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que aquí vees sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy a entender que debo estar cerca de Barcelona.

Bilbeny tiene un Sirvent que puede ser Cervantes perfectamente. Y además de Jijona, como el turrón. Otra cosa es que él se haya leído el Quijote de Avellaneda.

 

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