Punto de Fisión

Al tren con kalashnikov

Ayoub El Kahzzani era tan pobre que tuvo que subir a un tren a robar pagándose el billete y ni siquiera llevaba caballo para bajarse en marcha. Había pensado en una huida hacia delante, fragorosa, napoleónica, de vagón en vagón y tiro porque me toca. Es la modalidad del atraco en marcha, el robo improvisado, aquí te pillo, aquí te mato, en el que no hay más que seguir la línea recta. Un atraco -ya lo hemos visto varias veces, con Lehman Brothers y con Bankia- casi siempre es cuestión de geometría y de aritmética. Pónganse en fila que los vayamos desvalijando, gracias. Que los pobres aprendieran a echar cuentas era sólo cuestión de tiempo y de adaptación al medio. Ni siquiera hace falta estudiar matemáticas.

Sin embargo, lo habitual hasta ahora, al menos en el metro, eran los pobres armados de acordeón, los mendigos con guitarra e incluso los raperos malhablados que te montan una rima consonante a poco que te descuides. Los malpensados dicen que Ayoub bien podía haberse comprado un kebab de pollo en lugar de un AK-47, un fusil de asalto que en un mercado de armas africano viene a salir por unos trescientos euros. En realidad, según su versión y la de su abogada, el kalashnikov se lo encontró en un parque cercano a la estación de Bruselas donde iba a dormir. Cosas más raras se han encontrado en un parque: los hay incluso que en un parque encuentran novia.

En fin, que Ayoub andaba buscando en las papeleras caramelos para la tos y restos de comida, pero tuvo mala suerte y se topó con una bolsa de deporte en cuyo interior había un kalashnikov, nueve cargadores, una pistola automática y un cúter. En ese momento supongamos que fue la voz de Alá la que sonara en sus oídos: "Hijo mío, toma el primer tren y quita el dinero a esos infieles". "¿Pero eso, según El Corán, no es pecado?" "El hambre es sagrada". "De acuerdo, pero ¿trescientas balas no son muchas balas?" "Más vale que sobre que no que falte". "Vale ¿y el cúter?" "Por si alguien te da pan, para que puedas hacerte un bocadillo".

Es cierto que la explicación suena bastante inverosímil aunque la llega a dar Rodrigo Rato aquí, con turbante mahometano, y cuela sin el menor problema. En Francia los jueces son un poco más desconfiados. Como Ayoub El Khazzani, además, contaba con unos antecedentes de lo más sospechoso (no como Rato), la policía ha sumado dos y dos y le ha salido cuatro. Supongamos que Ayoub dice la verdad y que sólo iba a ir pasando el gorro de vagón en vagón con el kalashnikov en alto: "Es triste de pedir, más triste es de robar". Su padre dice que no puede creer que su hijo pretendiera asesinar a balazos a un montón de gente inocente. "Es muy buena persona, ni fuma ni bebe" ha declarado a la prensa. "Es muy religioso". Precisamente ése es el problema.

 

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