Punto de Fisión

El oráculo Mariano

Entre una luna gorda y desencajada -esperando que Méliès le metiera otra vez el dedo en el ojo- y una bola de fuego que incendió el cielo de España, se apareció Mariano en el Castelo de Soutomaior como un profeta antiguo, apocalíptico y con gafas. Unas buenas gafas eran el elemento óptico que le faltaba a Nostradamus para acertar con sus predicciones: cada cuarteta se le desviaba al menos por tres dioptrías. El presidente, en cambio, donde guiña el ojo, pone el oráculo.

Fueron las predicciones de siempre, excepto algunas novedades de temporada. Profetizó que Pdr Snchz es el nuevo Anticristo, ya que al antiguo, Pablo Iglesias, se lo ve muy desgastado después de las últimas encuestas. Dadas las alianzas políticas, las semejanzas ideológicas y el parecido físico entre ambos -sólo se diferencian, como todo el mundo sabe, en la barba y la coleta-, es incluso posible que Snchz e Iglesias sean la misma persona.

"Si mantenemos la estabilidad política, todo irá bien" dijo. Lo que no dijo es para quién irá bien, aunque no hace ninguna falta; ya nos lo imaginamos. Como muchos otros agoreros profesionales a lo largo de la historia, Mariano sabe que tampoco conviene aterrorizar en exceso al respetable y prefiere descargar la tensión con unos cuantos chistes de gallegos. El mejor de la jornada fue: "Hay que actuar con seriedad, sentido común y no engañar a la gente". Es un chiste tan bueno que pocos críticos han reparado que la clave está en el verbo: actuar, que es lo que lleva haciendo él toda la vida, ya sea en vivo o en pantalla de plasma.

El segundo gran momento cómico de su discurso estaba al caer: "Si alguien cree que este no es un gran país, que viaje y se documente un poco". A continuación enumeró algunas de las incuestionables grandezas de la patria -el sistema de pensiones, la Sanidad, la Educación-, tres fortalezas tan sólidas que han resistido incluso el saqueo despiadado de sus cuatro año de gobierno. No citó, probablemente por no abusar, la gallardía de espíritu del trabajador español, que sigue sobreviviendo a duras penas con el sueldo mínimo más miserable de la Unión Europea, apenas la tercera parte de un francés o la mitad de un británico. Mariano y cierra España.

Y la cerró con siete llaves, aludiendo a la amenaza secesionista catalana, "una delirante huida hacia ninguna parte para dividir a la gente, enfrentar a la gente, engañar a la sociedad catalana y generar frustración en el futuro". Tal vez debió subrayar que se refería a Artur Mas, a CiU y a Esquerra, por si algún despistado llegaba tarde a la buenaventura y se pensaba otra cosa. Fue muy curioso que, en su varapalo apocalíptico, Mariano no nombrara ni de refilón los escándalos de corrupción en Cataluña ni el registro de la sede de la fundación de CDD; se ve que, en cuestiones de podredumbre, tampoco tolera la competencia de aficionados. La luna gorda y el meteorito ardiente le ayudaron con la puesta en escena, pero todavía le falta un buen Prestige para que nos lo tomemos en serio. Están trabajando en ello.

 

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