Punto de Fisión

A Merkel le pisan lo fregao

Europa cada vez se parece más a una comunidad de vecinos, concretamente, a la mía, donde también tenemos una Merkel a cargo de la portería, un Hollande que regenta una perfumería en el bajo y un Rajoy que se pasa el día leyendo el Marca. Nuestra Merkel siempre está husmeando en los buzones, atisbando por la mirilla y quejándose por si le pisan lo fregao. Es justo lo que le acaba de pasar a la Merkel (la nuestra no: la de Europa), que un montón de refugiados en desbandada le están pisando lo fregao y se ha puesto hecha un Hermann Göring.

Resulta curioso que Merkel haya caído en la cuenta, precisamente ahora, de que los refugiados no sólo tienen piernas y que las utilizan, sino que además suelen utilizarlas para desplazarse hasta Alemania si les da la gana. Es curioso porque hacía muchos, muchos años que esta pobre gente había ido llegando, en barco, en patera, a pie, a nado, viva o muerta, a las orillas del continente, y cuando italianos, griegos o españoles se quejaron de la falta de una política migratoria europea seria, Merkel cerraba la portería de un portazo y subía el volumen de la tele.

Ante el reclamo para estos desgraciados no ya de compasión sino de los más elementales derechos humanos, nunca falta un vecino filósofo que en seguida salta con aquello de "si quieres moros, vas y los alojas tú en tu casa". Es un argumento impepinable, a la altura del intelecto que lo fabrica, que suele alimentarse exclusivamente de pepinos. Por la misma regla de tres podría decirse que, cuando una de estas flores de Tordesillas necesite un transplante de riñón o una cirugía a corazón abierto, se compre uno en la casquería o que se opere él mismo a ojo en el baño con un serrucho. A ver si se cree que con la miseria que habrá estado pagando a la Seguridad Social toda la vida le alcanza siquiera para el alquiler del quirófano.

Inútil explicar a ciertos españoles que existen otros españoles que preferimos que el dinero de nuestros impuestos se destine a salvar vidas -sin importar el lugar del nacimiento, la religión o o el color de la piel- en lugar de en construir torres al vino, como la de Cospedal en Socuéllamos, aeropuertos vírgenes done se paseen los nietecitos o áticos para el disfrute de obispos retirados. Con la millonada que el ayuntamiento de Parla ha invertido en inaugurar su fastuoso tranvía se podría levantar la economía de un país africano, y con el dineral que el gobierno destina cada año a festejos taurinos podría arreglarse el destino de miles de seres humanos. Ahora, además del fútbol y los toros, en la tele de la portería dan la tragedia de los refugiados sirios en dos teleseries distintas: una, The Walking Dead, y la otra, Aquí no hay quien viva.

 

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