Punto de Fisión

Catalanes de la ETA

Mariano Rajoy y Artur Mas se necesitan del mismo modo que la coca-cola complementa a un bocata de chorizo momificado. La dulzura inane del refresco sirve para pasar el mal trago del mendrugo reseco y la efervescencia de las burbujas ayuda a raspar el cantimpalo de las encías. Es una simbiosis culinaria tan arriesgada que parece que la hubieran diseñado en Master Chef, donde han aprendido a la fuerza que la única manera de engullir una comida intragable es acompañándola de un brebaje sofisticado. Tan sofisticado que en realidad se llama zarzaparrilla.

El lema escogido por Mas para la candidatura conjunta por el sí es, en efecto, un viejo lema de coca-cola. En concreto, de coca-cola zero: cero calorías, cero cafeína y cero sabor, "el voto de tu vida". Con semejante verso al frente, el anuncio de la campaña debería presentar a los diversos líderes independentistas unidos de las manos en una grandioso círculo de amistades presidido por Mas y Junqueras, todos juntos y fraternos mientras cantan en catalán "Al mundo entero quiero dar un mensaje de paz" a ritmo de sardana. Esperamos que los directivos de coca-cola no presenten una factura por derechos de autor, porque el proyecto de independencia le puede salir a Mas por un pico.

Ahora bien, ningún líder mundial podría tomarse más en serio este descafeinado proyecto indepentista que Mariano, quien desde el cuadrilátero reclama desesperadamente un contrincante para cruzar guantes en las próximas elecciones. Igual que Rocky cambiaba al antiguo campeón negro, y hasta se entrenaba con él, para hacer frente a un carro blindado soviético, Mariano necesita urgentemente nuevos sparrings para garantizar su propia secuela. Rocky II, Rocky III, Rocky IV: yo ya perdí la cuenta de cuántos Rockys necesitó balbucear Stallone hasta llegar al apellido Balboa. Mariano, de momento, quiere estrenar el II y contempla con alarma cómo la Venezuela de Podemos y el pipiolo de Pdr Snchz se le han fundido como tranchetes al sol del verano.

Es el momento en que los entrenadores de Génova han pensado, como siempre, en resucitar a la ETA, la cual no acaba de disolverse porque no encuentra interlocutor con el que negociar ni mesa donde dejar las armas. Organizaciones internacionales de nombres tan sospechosos como la Fundación Nelson Mandela o la Conciliation Resources, han expresado su estupor ante la falta de diálogo mostrado por el ejecutivo mariano: "España el único país del mundo donde un grupo armado quiere desarmarse y el gobierno opta por dificultarlo al máximo". Spain is different era un lema franquista, aunque cada año que pasa lo es más. Diferente, me refiero.

En fin, que como la ETA está en las últimas boqueadas, la amenaza podemita aún no alcanza la mayoría de edad reglamentaria y tampoco es cosa de convocar de nuevo mediante ouija la conspiración judeo-masónica internacional, los fontaneros populares han vuelto la mira hacia Catalunya como el gran terremoto que amenaza con partir la península en dos desde la línea del Ebro. Carlos Lesmes, el presidente del Tribunal Supremo, ya ha advertido a Artur Mas que "fuera de la ley sólo hay espejismos y frustración", una declaración que suena a western fronterizo, aunque no le falta razón, que lo de Rato en bañador flotando al lado de su yate parecía un espejismo y además se lo veía muy frustrado. Para terminar la faena, el ministro Morenés, ha introducido una insólita amenaza por la vía condicional, que suele ser la misma que la de la rima: "Las Fuerzas Armadas no tendrán ningún papel en relación con el proceso soberanista catalán, si todo el mundo cumple con su deber". No se oía algo así en España desde julio de 1936, pero es que aquí, aparte de la ETA, hay mucha gente que aún no ha dejado las armas.

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