Punto de Fisión

Pablo Casado, cuñado portavoz

Pablo Casado empezó su exitosa carrera de broncas profesional con una extraordinaria intervención en que se mofaba de la gente que aún busca las tumbas de sus familiares muertos. Es una frase que se hubiera hecho más célebre de haberla aplicado, por ejemplo, a los descendientes de judíos asesinados durante el Holocausto: "Son unos carcas, todo el día buscando la tumba de no sé quién". También podía haberla dicho respecto a las Madres de la Plaza de Mayo o las víctimas de los jemeres rojos en Camboya, aunque con los judíos a lo mejor la jugada no le habría salido tan bien. En cambio, con los hijos y nietos de los republicanos españoles (por no hablar de los miles y miles que simplemente pasaban por allí, hasta que tropezaron con un paredón) hay barra libre y uno puede montar un picnic encima de una fosa común y luego mearse encima si le da la gana. Por algo estamos en el único país del mundo donde no son las víctimas, sino los verdugos (y los hijos de los verdugos, y los mamporreros de los verdugos) quienes otorgan el perdón.

Con ese hábito que tienen en Génova de buscar a sus portavoces entre los sucesores de Chiquito de la Calzada, era casi fatal que el chaval acabara donde ha acabado. Mientras otros políticos, como Albert Rivera, están predestinados al papel de yerno ideal de las señoras, Pablo Casado es el cuñado por antonomasia, el que siempre tiene la última palabra sobre el tema y zanja la cuestión con una sonrisilla de suficiencia y lástima que es patrimonio facial de los tertulianos de extrema derecha. No lo tiene nada fácil porque, más que cara dura, hace falta rigor mortis para presentar una campaña del PP con el lema "España en serio" después de cuatro años de Bárcenas, sobres a espuertas, contabilidad en B, dinero negro, financiación ilegal, saqueo hospitalario, destrucción del programa educativo, Rodrigo Rato, tarjetas black, Francisco Granados y un interminable etcétera de tropelías, desmanes y rapiñas.

En efecto, para presentar una campaña con el lema "España en serio"(tras el cual se oculta un presidente que miente según guiña el ojo, se trabuca cada vez que abre la boca y ni siquiera sabe por qué cae la lluvia) hace falta un cuñado con todas las de la ley. Casado lo tuvo bien difícil para explicar, sin ir más lejos, la congénita reticencia de don Mariano a debatir en público con sus adversarios políticos: "Tenemos más de 30 peticiones de debates en periódicos, televisiones, radios y universidades, y el presidente no tiene el don de la ubicuidad". Nadie lo diría después de recordar el modo en que se teletransportó en una pantalla de plasma en su celebérrima imitación del Star Trek. De hecho, si hay pantallas de plasma suficientes, Mariano podría presentarse en los 30 debates a la vez. Lo más probable, sin embargo, es que no acuda a ninguno, aunque donde ya está apuntado con día y hora es en la entrevista palanganera en el programa de Bertín Osborne. Ayer, para dar ejemplo, se fue a la COPE a hablar de fútbol. "Es que esto de los debates" ha dicho el cuñado portavoz "es muy cansado y al final aburres al personal".

 

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