Punto de Fisión

Erdogan y Cañizares, separados al nacer

Hace unos días el obispo de Valencia, Antonio Cañizares, lanzó una de esas homilías suyas que son la versión verbal de las Fallas. El imperio gay, el derecho al aborto, la igualdad de género, los refugiados que no son trigo limpio, las violaciones eclesiásticas a menores: no hay charco humanitario e igualitario donde el obispo no haya rebozado su capa roja de faralaes aunque le sobran capas y charcos donde pisotear. La proclama le valió no sólo un vapuleo mediático en toda regla sino también una demanda por vía penal por parte de la Red Española de Ayuda al Refugiado y una petición desde varios colectivos católicos exigiéndole al Papa Francisco que lo cese por sus comentarios ofensivos contra cualquiera con dos dedos de frente.

Cañizares se defendió con una carta abierta a Ximo Puig y Mónica Oltra en la que explicaba que aquella postura intransigente de censurar comentarios racistas, homófobos y machistas le recordaba los tiempos de Franco, período histórico donde es una verdadera autoridad. Se rumorea que, como desquite, las asociaciones feministas podrían utilizar un video de Cañizares con medio kilómetro de capa en ristre para relanzar aquella campaña de compresas: "Hola, soy tu menstruación". Pero lo cierto es que sería difícil distinguir a Cañizares del Drácula de Coppola y Gary Oldman podría poner una demanda por usurpación de derechos de imagen. Además, el derroche textil se comería entero el presupuesto del anuncio, eso por no mencionar que los toreros ese año iban a tener que torear con jerséis.

Afortunadamente, desde Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan le ha echado un cable ideológico y otomano a Cañizares, demostrando que el islam y el cristianismo son religiones mellizas. En un auténtico alarde de antropología avanzada, Erdogan ha manifestado que las mujeres que deciden no tener hijos y rechazar las labores del hogar para centrarse en su carrera laboral, no sólo están negando su feminidad sino que sólo son "medio personas". "Ese es mi pensamiento sincero" ha dicho. "Una mujer que rechaza la maternidad y las labores de la casa se arriesga a perder la libertad". Al identificar la libertad con la cocina y con pasear el mocho por los suelos, Erdogan conecta directamente el pensamiento patriarcal religioso con los teóricos del neoliberalismo e incluso con Gallardón.

Sobre el concepto de "medio persona" Erdogan es un verdadero experto puesto que, bajo su gobierno, un turco es una persona entera, una turca media persona y un kurdo cien gramos de persona. En la balanza humana de Erdogan, la vida de un refugiado pesa entre cien gramos y cero gramos, pero le ha puesto un precio no demasiado caro que los mercaderes de la Unión Europea se han apresurado a pagar. De Cañizares, del Papa, los obispos, los curas y los demás varones que han renunciado voluntariamente a la reproducción, Erdogan, de momento, no ha dicho nada, aunque no deben de andar muy arriba en su particular escala de personalidad.

 

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