Punto de Fisión

Pokemon Go en el Congreso

Con el calor veraniego esta cola de pegar llamada España se disuelve un poco, de manera que puede estirarse más y ya no hay peligro de que se rompa. Por eso Mariano ha podido aprovechar los votos de los malditos separatistas mientras va organizando el rompecabezas de la siguiente legislatura entre la siesta y la lectura del Marca. No es hipocresía: es flexibilidad. No es traición: son negocios. Como la ética en política suele estar por las nubes, nada mejor que comerse uno sus propias palabras.

En otras épocas cae la helada, el país se pone rígido y no hay forma de establecer estas alianzas transitorias sin que haya que lamentar fracturas. Pero la canícula distiende los ánimos, la tira del bañador, los vetos y las ideologías, y así Albert Rivera puede probarse la nueva temporada otoño-invierno en pleno julio, presentando las líneas rojas que cruzará próximamente. Tan perezoso y tontorrón está el verano que hasta un submarino nuclear británico ha hecho un brexit por su cuenta donde siempre -es decir, Gibraltar- y Margallo se ha enfadado un poco porque no le han avisado de que el submarino lo conducía Carromero. Es otra excitante metáfora añadida a estos autos sacramentales de choque, después de que Ana Pastor haya sido recompensada con el cargo de presidenta del Congreso por su magnífica gestión en el accidente del Alvia en Santiago. Ana Pastor parece un cuadro cubista de Picasso y su labor al frente del ministerio de Fomento parece otro cuadro cubista de Picasso. Con ella al frente y con los independentistas sujetándola, el Congreso está a dos pasos del Guernica.

Ciertamente fue una sesión de investidura un tanto misteriosa. La candidatura de Pastor se impuso gracias a diez votos díscolos que iban revoloteando por ahí, como pokemons sin dueño, y que al final fueron a caer todos del lado del PP. El misterio se hubiera resuelto mejor a mano alzada, porque Celia Villalobos los hubiera trincado todos a manotazos, sin necesidad de Iphone ni nada. El Candy Crush y el Buscaminas no tienen secretos para ella, aunque en el mundo real no muestra la misma soltura. Hace unos meses la vimos intentando subirse en marcha a su coche oficial sin que el coche oficial hubiese llegado todavía, como si fuese a cazar un pokemon antes de que sacaran el juego. O mejor, como si a Angelina Jolie le diese un jamacuco y se pensara de pronto que era Lara Croft en mitad de la Plaza de las Cortes. Al chófer y a los escoltas les cayó una bronca monárquica.

Gaspar Llamazares, que es un lince ibérico, cree que algo huele mal en esta maniobra fantasma, a él no se la dan con queso. "Diez votos no se escapan, se organizan" dijo en plan Sherlock Holmes. Luego, para alejar sospechas, hizo otra suposición de las suyas: "Espero que esto no se convierta en un apoyo de gobierno". El lince ibérico está en peligro de extinción por algo.

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