Punto de Fisión

Violación a cinco bandas

Para que el público no se aburra mucho, el juicio contra los cinco jóvenes sevillanos que violaron a una muchacha durante las fiestas de San Fermín está resultando casi tan divertido como la propia violación. Porque, según el testimonio de estos cinco machotes, mientras iban follando uno detrás de otro en un portal, la chica se lo estaba pasando pipa; ahora son ellos quienes también deben de estar disfrutando de lo lindo, aunque no tanto como sus abogados. Uno de los argumentos esgrimidos por la defensa es que la víctima sólo habló de cuatro agresores, pero da la casualidad que ellos son cinco. La muchacha no sabía decir no, señor juez, y además tampoco sabía contar. De todas formas, la falla aritmética no parece un argumento muy consistente cuando uno de ellos, conocido por el cariñoso apelativo de "El Prenda", escribió en el grupo de guasap: "Follándonos a una entre los cinco".

No sólo les parecía fenomenal fornicar cinco contra una sino que además había que contarlo en directo a los amigos y hasta grabar un video. La defensa usó la grabación en el teléfono móvil como prueba de que la relación fue consentida y ahora la Audiencia de Navarra ha rehusado devolverla. Al final, como tantas otras veces, la discusión va a girar en torno a la semántica. Dicho de otro modo, a saber qué entenderán "El Prenda" y sus colegas por una relación consentida. A lo mejor son alumnos aventajados de Álvaro Reyes, ese ligón de youtube que da cursos acelerados de machismo donde asegura que pedir permiso a una mujer es síntoma de inseguridad. Según Reyes, cuando una mujer dice "no", en realidad quiere decir "sí". Las chicas son inseguras y necesitan un líder que las guíe por el buen camino. Mejor cinco guías que uno.

No menos sorprendente ha sido la línea de defensa desarrollada a partir del testimonio de otro de los testigos, una joven a la que los cinco magníficos habían conocido el día anterior a los hechos, el 6 de julio, y que ha manifestado durante el juicio que los acusados tenían mucho éxito con el público femenino y transmitían muy buen rollo. Ella se pone como ejemplo. Una lástima que la joven en cuestión no les hubiera acompañado al día siguiente en el portal, junto a la víctima, para poder testificar de primera mano en lugar de decir gilipolleces.

Porque pasar de una observación general (los tíos son muy simpáticos y tienen facilidad para ligar) a una conclusión cebollera (por eso no tienen necesidad de violar a nadie) supone un salto de fe de tres pares de cojones. Ted Bundy, uno de los mayores asesinos en serio de la historia, era enormemente simpático, y sin embargo lo condenaron a la silla eléctrica por la violación y el asesinato de treinta y tantas mujeres. Jeffrey Dahmer, el Carnicero de Milkwaukee, era guapo como un dios griego pero su belleza irreal no le impidió matar y devorar a diecisiete hombres. Según ese mismo argumento de mierda, ningún político forrado de antemano metería la mano en la hacienda pública y ningún millonario desvalijaría un banco desde dentro, puesto que no tienen ninguna necesidad de ello. No obstante, cualquier idiota sabe que la necesidad no tiene nada que ver con esto.

 

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