Punto de Fisión

Barberá entre pitufos

Que un partido que se apellida "popular" acuse a otros de populismo no deja de ser curioso, pero así están las cosas. Tan populares son que no sólo les votan a tres manos, sino que también emplean técnicas de marketing político muy conocidas entre la plebe. Las dos últimas, reveladas ante el Tribunal Supremo, son el regalo del "amigo invisible" y el "pitufeo". Puede parecer lo mismo, pero (como aquel viejo gag de Martes y 13 con el detergente) no es igual. Según la acusación, durante la campaña de las elecciones de 2015, 47 concejales, asesores y ex ediles aportó cada uno mil euros y recibió a cambio dos billetes de quinientos. Dos mejor que uno: plátanos de Valencia, como se ve. Quizá alguno de ustedes se pregunte dónde está el truco y yo no le sacaré de dudas, pero es que si muchos lo supiéramos, también seríamos alcaldes o presidentes autonómicos y así no funciona nada. Es normal que hubieran desaparecido de la circulación hace tiempo los célebres binladen, los billetes de quinientos: estaban todos en Valencia.

El modo de financiar las campañas del PP recuerda al archisabido recurso del "amigo invisible" durante las fiestas navideñas: en vez de desperdiciar el dinero tontamente haciéndose regalos unos a otros -regalos que, en realidad, son un engorro-, ellos se juntan para financiar la campaña al PP, que bien que la necesitan. Al parecer, el tocomocho consiste en que el dinero que entraba (los mil euros) era limpio y el que salía (los dos binladen) era sucio, pero ellos se lavaban a fondo las manos y aquí paz y después gloria. Pecunia non olet, respondía el emperador Vespasiano a Tito dándole a olfatear una moneda de oro cuando su hijo le acusó de recoger monedas de una tasa impuesta por el uso de las letrinas. El dinero no huele, en efecto, y eso que en el PP circula de mano en mano, de pie en pie, en sobres, en cuentas corrientes, en submarinismo de cloaca y mediante palomas mensajeras de Suiza a Panamá.

Rita Barberá ha negado que participara en este novedosa forma de crowfunding (sí, he dicho crowfunding) que no sólo ayudaba al mecenazgo de los participantes sino a darle vidilla a la maltrecha microeconomía popular. También Martes y 13 ofrecían dos botes de detergente a cambio de uno, pero la señora (que bien podía ser Rita Barberá) se negaba en redondo: ella era fiel a su producto de toda la vida. Rita no participaba en esas rifas de cuñados y si alguna vez puso algo de suelto fue para colaborar en una paella familiar al socarrat.

No obstante, sus declaraciones resultan bastante contradictorias, ya que por un lado afirma que no había una caja en B en la contabilidad del PP valenciano y por otro asegura que ella ignora si el grupo municipal manejaba dos cuentas corrientes a la vez. Dos negaciones afirman en muchos idiomas pero en su particular forma de valenciano caloret una cosa es sí cuando la otra tampoco. Rita se dedicaba a "sacar votos" y a "estar en la calle", es decir, que en cualquier momento el viandante desprevenido creía estar dando limosna a un indigente y el indigente podía ser Rita Barberá. He mirado en google lo del "pitufeo" y resulta que se trata una de las formas más antiguas de blanqueo de capitales, lo cual dice muy poco de mi conocimiento en estos abstrusos temas financieros. Yo que pensaba que lo del "pitufeo" era porque los pitufos, tan azules ellos, estaban haciendo campaña a favor del PP.

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