Punto de Fisión

Violaciones en prosa

Todavía está por estudiar el impacto que las redes sociales imprimirán en el arte literario. Quizá el revuelo acabe en un beso de mariposa o quizá se resuelva en una coz que desfigure el rostro de la escritura para siempre. Soy tan ignorante de los entresijos y algoritmos de twitter que todavía quiero creer que la acotación a los 140 caracteres es un homenaje indirecto a los 14 versos del soneto. En su último ciclo de conferencias, Seis propuestas para el próximo milenio, Italo Calvino enumeraba la levedad, la rapidez, la exactitud, la visibilidad, la multiplicidad y la consistencia entre los valores fundamentales de la literatura del porvenir; creo que buena parte de ellos ya se encuentran en los blogs, en facebook y en twitter, entre los balbuceos de una escritura que va sustituyendo a (o conviviendo con) la crónica, el diario y el aforismo.

José Ángel Prenda Martínez, uno de los acusados de la violación múltiple en los pasados sanfermines, ha dado dos versiones alternativas de los hechos. Una, directa, jugosa, cuajada de frases directas y rotundas al estilo de Hemingway, participa de ese estilo desenfadado y vital en el que Calvino cifraba las señales de la escritura del futuro. La otra, pesada, reiterativa, llena de explicaciones y de circunloquios, se aferra a las convenciones de un estilo periclitado, agotado, que hemos oído una y mil veces. Es lógico puesto que la primera versión daba cuenta de la narración casi, casi en riguroso directo, prendido en la urgencia del suceso, de sus expectativas, su inminencia y su resolución.

Puesto que se trataba de una work in progress a cinco manos, los cinco amiguetes iban relatando en un chat abierto a una remota tribu de palmeros las iniciativas, los prolegómenos, el modus operandi y las diversas incidencias con las que pensaban divertirse durante los sanfermines. En The Sun also Rises (traducida al castellano como Fiesta), la novela de Hemingway que popularizó el festival pamplonica, otros cinco amigos (Jake, Brett, Bill, Cohn y Mike) van a Pamplona a emborracharse, a enamorarse, a correr entre morlacos y a disfrutar de las corridas, de toros y de las otras. Varias décadas después, el Prenda y sus cuatro colegas han sustituido ese obsoleto legado de vino, sangre, flirteos, carreras, sexo tradicional, comilonas y diálogos de sobremesa por un proyecto mucho más expeditivo, simple y posmoderno, algo parecido al high concept con que los productores de cine actuales quieren que el argumento y el sentido de una película pueda resumirse en veinte palabras como máximo. Veamos algunos ejemplos:

- "Yo llevo la pistola, no quiero mamoneos, cuando estemos borrachos, se saca la pistola". 14 palabras.

-"¿Llevamos burundanga? Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones". 10 palabras.

-"Hay que empezar a buscar el cloroformo, los reinoles, las cuerdas... para no cogernos los dedos, porque después queremos violar todos". 21 palabras.

En cambio, en sus declaraciones ante el juez, el Prenda emplea el estilo indirecto, una prosa cargada de subordinadas, de verbos declarativos y de rodeos donde no sale ni la burundanga ni las reinoles ni la pistola ni las cuerdas. Los meses transcurridos no sólo trasladan la acción del presente al pasado sino que ahora la protagonista de la historia es la chica, que, según su relato, tiene más cojones que ellos cinco juntos:

"Le dije que si quería practicar sexo oral con un sevillano cinturón negro. Ella empezó a reírse y me dijo que las cosas había que demostrarlas. Le dije que lo que pasaba es que no éramos sólo dos, sino que éramos cinco personas, y ella contestó: "Eso a mí me da igual, yo puedo con dos, puedo con cinco o con los que haga falta". Y entonces, dije: "Bueno, pues vamos a demostrarlo".

Ahora es al juez a quien le compete escoger entre estas dos versiones de la historia: una prosa de primera mano, clara, sin medias tintas, donde los sustantivos cuelgan de un esqueleto gramatical; o bien una prosa farragosa, aceitosa, recalentada, en la que el diálogo sustituye a la acción. Las diferencias no sólo son estilísticas, porque en la segunda redacción parece como si la víctima los hubiera violado a ellos, uno a uno o en grupo. El magistrado debería hacer varias preguntas retóricas amparadas bajo la sombra de la estrofa de pie quebrado y el tópico medieval del ubi sunt:

"¿Dónde están las reinoles,

las cuerdas,

la pistola?

¿Qué se hicieron?

¿Qué fue de tango gañán

y tanta violación

que prometieron?"

La fiesta de los sanfermines ha cambiado mucho, casi tanto como los cinco alegres muchachotes de The Sun also Rises. Hemingway, escribía sobre la virilidad y los valores masculinos, escribía de cosas como la guerra, la pesca, la caza mayor, el boxeo: el coraje en definitiva. Aunque tengo su lectura un poco oxidada y sé que le entusiasmaba la palabra "macho", estoy seguro que con "macho" no se refería a violar a una mujer entre cinco.

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