Punto de Fisión

¿Por qué la llaman civil cuando quieren decir guardia?

¿Por qué la llaman civil cuando quieren decir guardia?

El anuncio del ministro Marlaska subiendo el sueldo a la Guardia Civil justo un día después de haber cesado a Pérez de los Cobos suena un tanto intempestivo, pero tampoco hay que descartar que se trate de hechos relacionados. Este gobierno tiene un don especial para rehacer con la mano izquierda lo que ha deshecho con la derecha, y viceversa, un juego de prestidigitación que suele desparramarse cuando tienes tantos vicepresidentes y tantos socios que cada vez que intentas sacar adelante un pacto te sale una barbacoa.

Para distraer un poco al personal el gobierno también eligió la misma semana para uniformar las portadas de la prensa en papel con un anuncio de optimismo metafísico: SALIMOS MÁS FUERTES, decían todos los periódicos al unísono, los de centro y los de extremo centro, incluso ésos que aseguran que Sánchez es un presidente totalitario y que estamos a dos decretos de Venezuela. Era evidente que el anuncio no se refería a la sociedad española, mucho menos al gobierno, sino a los propios periódicos, que ayer tiraban la casa por la ventana y salían por fin de números rojos, a pesar de que a los quioscos de prensa hay que acercarse con máscara antigás desde mucho antes de la pandemia. Creo que la última vez que se vio una unanimidad parecida en las portadas nacionales fue sufragada por un banco, pero no me hagan mucho caso.

Para combatir el coronavirus almacenado sobre el papel nada mejor que el planchado con que los viejos mayordomos británicos aplanaban las malas noticias antes de subirle al señorito el desayuno a la cama. Lo que ya resulta más difícil es eliminar las bacterias informativas, las bolas y patrañas expedidas por los diarios de extremo centro en su operación de acoso y derribo del gobierno, no digamos ya cuando las bacterias se cuelan en un informe de la Guardia Civil diseñado para imputar al delegado del gobierno en Madrid por la gestión de las manifestaciones del 8M. Se trata de una especie de monólogo cómico de Eduardo Inda, con bulos, errores y omisiones tan gordas que por poco le atribuyen al delegado del gobierno los crímenes de la familia Manson y a Fernando Simón la muerte de Manolete. De hecho, por la mala leche y la intención torticera con que están redactados algunos párrafos, da la impresión de que podría haberlo escrito el toro que mató a Manolete.

Ante este desbarajuste, lo que causa pasmo no es que Marlaska haya cesado en sus funciones a Pérez de los Cobos, sino más bien cómo este señor podía ser jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, dirigiendo una investigación oficial a base de chismorreos, mentiras y paparruchas. Después uno se acuerda de que al frente de ese augusto cuerpo estuvo una vez Luis Roldán, con un currículum hecho con cartones del bingo y videos porno en calzoncillos, y entonces lo comprende todo. Lo de SALIMOS MÁS FUERTES a lo mejor iba por los guardias civiles después de quitarse a este pollo de encima. Pero lo único seguro es que la Guardia Civil no se vende: se alquila.

 

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