Punto de Fisión

Colón y cierra España

Colón y cierra España
La estatua de Colón en Madrid.-

A pesar del caos circulatorio que provocó al colocarla sobre una rotonda y de la orfandad cojitranca que impera en la plaza huérfana de su presencia, ahora se entiende mucho mejor el traslado de la estatua de Cristóbal Colón que llevó a cabo la alcaldía de Gallardón durante aquellos alegres tiempos en los que no sabía ya dónde tirar el dinero. De hecho, cada vez que la caverna monta una manifestación allí, da la impresión de que Colón estuviera parando un taxi.

-¿Dónde vamos, jefe?

-No sé, de momento bien lejos.

-¿Qué pasa? ¿Que no se siente usted lo bastante español?

-Oiga, déjeme en paz, que yo nací en Génova.

-¡Comunista!

El taxi arranca y deja al pobre descubridor plantado en su peana con esa pinta que tiene de estar pidiendo limosna. Una pose muy poco marcial, la verdad, en la que Colón ni siquiera hincha el buche al estilo de los tres tenores patrióticos, que cuando se hicieron la foto en febrero de 2019 parecían estar posando en una competición de palomos. Es una pena que, según las leyes de la Física, no pueda haber más de una derecha y por eso dos de ellos tuvieron que colocarse al lado, dando una impresión completamente errónea.

-Quita de ahí, que soy más español que tú.

-Calla, que tú eres catalán.

-Y tú vasco.

-Huy, lo que me ha dicho.

-Señores, haya paz. Y después gloria.

La convocatoria ha llegado a eclipsar el reencuentro mítico de los protagonistas de Friends, quienes tuvieron que esperar casi tres décadas para reunirse otra vez ante las cámaras y rociar a sus fans con el potaje frío de la nostalgia. Puesto que la realidad va mucho más deprisa que la ficción, los tres tenores patrióticos apenas han necesitado dos años para pelearse entre ellos y dejar su recuerdo hecho polvo. De hecho, uno de los tenores ha dimitido, cediendo su lugar a una soprano, aunque se rumorea que este domingo ninguno va a subir a la tribuna, con lo que al final, en vez de una foto, les va a salir una psicofonía.

-Ponte tú más arriba.

-No, ponte tú.

-Mejor le dejamos sitio a la señorita. Ven aquí, Inés.

-Apartaos, por favor, que se van a pensar que la barba es mía.

De hecho, el alma mater de esta reedición hispánica de la foto de Colón ha sido Rosa Díez, una mujer que quería presidir el PSOE y ha acabado presidiendo una comunidad de vecinos: la de los españolazos que van a ir el domingo a protestar contra los indultos y a desear con todas sus fuerzas que Cataluña no se separe de España. Díez va a dirigir la función desde una plataforma civil llamada Unión 78, en recuerdo de la Constitución y de Uri Geller, aquel telépata israelí que convocó a millones de españoles ante el televisor para doblar cucharas y parar relojes con el poder de la mente. Si lo desean con bastante perseverancia, lo mismo también paramos lo de Ceuta y hasta recuperamos Cuba y Filipinas.

-Venga, pensad fuerte en España.

-¿Pero Colón no era italiano?

-Qué italiano ni qué italiana.

Para Díez, Arrimadas, Casado, Abascal y allegados, lo de la Constitución se queda únicamente en un par de artículos, los que se refieren a la unidad territorial: lo del derecho a una vivienda y un trabajo dignos ya se pedirá en otra convocatoria, que no se puede andar distrayendo a la peña con chorradas que no interesan a nadie, no vayamos a romper la cuchara. Mientras tanto, ahí sigue Colón, descubriendo España, pobrecito.

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