Del consejo editorial

Nada es suficiente

ALFONSO EGEA DE HARO

Se ha intentado casi todo a nivel nacional, europeo e internacional. Desde las políticas de estímulo fiscal, una mejor regulación financiera con Basilea III o la creación de fondos de rescate hasta dar una mayor transparencia con las pruebas de resistencia a las entidades financieras o la aprobación de un nuevo plan de desarrollo socioeconómico (Estrategia Europa 2020). Parece que nada sirve para detener las dudas, no ya la especulación, sobre la capacidad de los estados europeos para responder de su deuda soberana. Se ha discutido todo, la imposición sobre las transferencias de capital, la creación de bonos europeos, la compra de deuda pública por parte del Banco Central Europeo, la creación de un fondo monetario europeo, la reestructuración de la deuda, la necesidad de un Tesoro europeo y de una mayor armonización fiscal. Quizás todas estas medidas serían necesarias.

Pero nada parece suficiente. Ni siquiera el recurso a "no somos Grecia", "no somos Irlanda" o "no somos PIGS". Por el contrario, esta respuesta, cada vez más frecuente, genera la contradicción de exigir de un lado más Europa como solución y de otro señalar que no todos los socios comunitarios son iguales. Es entonces cuando arrecia la presión de los mercados que aprovechan esta desbandada. Es entonces también cuando los ambiciosos planes europeos e internacionales de recuperación ceden paso a los programas nacionales de ajuste a los que se ven sometidos los gobiernos para restituir el crédito concedido o ganar mayor confianza en los mercados.

La transmisión a la arena política de esta situación es una protesta creciente en las calles ante las medidas de austeridad y los recortes sociales, pero, al mismo tiempo, un mayor apoyo electoral a los partidos que las están aplicando (caso de Grecia en la últimas elecciones municipales y regionales de noviembre), que basan sus programas en esas medidas (caso de Reino Unido o los Países Bajos), o que apelan a un nacionalismo excluyente en la lógica de "nosotros no somos...".
Es el momento de los artículos y editoriales con el balance de 2010, de lo que se ha hecho o se debió hacer. La impresión global es que nada es suficiente. En Europa, la percepción también será que no ha aparecido un liderazgo político capaz no ya de hacer propuestas, sino de ponerlas en orden y marcar un tiempo. Un narrador. Los mercados aprovechan esta ausencia y la política se hace cada vez más local.

Alfonso Egea de Haro es profesor de Ciencia Política

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