Del consejo editorial

El Estado según la derecha

RAMÓN COTARELO

Catedrático de Ciencias Políticas

La contundente victoria de la derecha en las pasadas elecciones ha dado alas a su sector más doctrinario, que ya se ve en puertas de completar el programa de desmantelamiento del Estado del bienestar iniciado en los dos mandatos de Aznar. Un programa que reproduce al pie de la letra los planteamientos neoliberales más extremos que se aplicaron en su día en países como Grecia, Islandia o Irlanda, causando su quiebra, o que se impuso en los latinoamericanos en los años ochenta, asfixiando un continente entero.
El procedimiento es simple. Los conservadores comienzan predicando ahorro y austeridad mientras disparan el gasto público en proyectos faraónicos, simbólicos, sin utilidad práctica pero muy gravosos. Los ejemplos más claros se dan en Valencia y Madrid. Al mismo tiempo se privatizan todas las empresas públicas y los servicios públicos hasta el límite, dejando al Estado, por así decirlo, en barbecho, para poder decir después que sobran funcionarios.

A continuación se bajan los impuestos con el torticero argumento de que sólo el mercado gestiona bien el dinero mientras que el Estado lo dilapida, con lo que lo mejor es que no lo tenga. Una vez descapitalizadas las administraciones públicas, no hay más remedio que recortar el gasto público porque es insostenible, lo que genera un círculo vicioso de empobrecimiento general porque los recortes inciden negativamente en la demanda agregada.
Así se acaba con el Estado del bie-
nestar como proveedor de servicios que se justifican en cuanto a la atención a los ciudadanos como titulares de derechos: a la educación, a la salud, a la vivienda, a la jubilación, etc. La derecha no quiere ciudadanos con derechos sino súbditos sin ellos que dependan de la beneficencia privada, lo que, además, permite distinguir entre "buenos" y "malos" beneficiados y hasta influir en sus votos, pues la situación es próxima al caciquismo.
Lo anterior puede predicarse igualmente de las comunidades autónomas en cuanto que son parte del Estado pero jamás han gozado de la simpatía de la derecha, que, como se ve claramente en donde esta gobierna o está a punto de gobernar, por ejemplo en Castilla-La Mancha o Balears, lo que quiere es acabar con ellas.

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