Del consejo editorial

De permanente a definitivo

Ramón Cotarelo

Catedrático de Ciencias Políticas

Las reacciones al comunicado de ETA han sido las esperadas. La derecha disfraza su desagrado señalando que no habrá nada nuevo en tanto la banda no entregue las armas y se disuelva. Es una observación dictada por el cálculo electoral, que es como el PP ha entendido siempre la lucha antiterrorista.

Con todo, hay un punto de razón que señalan analistas y ciudadanos de buena fe cuando dicen que, si el paso de permanente a definitivo es un gran triunfo, hay que desconfiar de una banda sin ética ni principios para la que la propia palabra vale menos que la vida de quienes no son sus seguidores o siervos, y que si pudiera, volvería a matar.
Pero no puede y eso es lo decisivo. El cese de la violencia de ETA no es voluntario, sino forzoso, lo cual es un logro del Gobierno y, en concreto, de Rubalcaba, el ministro que derrotó a ETA a pesar de esta y de las insidias de quienes debieron ayudarlo y sólo pretendieron hundirlo. La ambigüedad del comunicado únicamente resalta más la impotencia de ETA. Dice cesar en la violencia porque se ha abierto "una nueva época" en Euskadi. Mentira: esa nueva época se abrió en 1978 y los pistoleros y sus amigos creyeron que podrían negarla a tiros. 33 años, más de 800 muertos y miles de víctimas después, tienen que claudicar y lo hacen sin plantear una sola exigencia, sino sólo unas bovinas recomendaciones para salvar la cara tras el pasamontañas.
España y su Gobierno no deben nada a ETA, esta no tiene opción y así lo entiende la inmensa mayoría de la gente. ¿Que no es el final? Por supuesto que sí. Hemos llegado aquí sin concesión política alguna, y cuando ETA vea que, a partir de aquí, seguirá sin haberlas en tanto no entregue las armas y se disuelva, tendrá que hacerlo, pues ese y sólo ese puede ser el objeto de las conversaciones con los gobiernos español y francés que la banda ya no exige, sino que implora.
Según Batasuna, la declaración no resuelve el conflicto. Quizá no. Lo que hace es eliminar la posibilidad de que sus gudaris lo decidan asesinando. Ahora veremos si hay o no conflicto y en qué consiste. Y lo veremos como pueblo civilizado, votando en paz y libertad. Sin ETA presente por primera vez en 33 años.

Más Noticias