Del consejo editorial

Fuera las caretas: la salud, bien privado

Jorge Calero

Catedrático de Economía Aplicada

El Consejero de Sanidad de Catalunya, Boi Ruiz, nos dejó hace unos días un titular que facilita enormemente las cosas. Dijo que la salud era "un bien privado que depende de cada ciudadano y no del Estado". Facilita enormemente las cosas en dos sentidos. Primero, él debe ver que su puesto de trabajo se vacía de contenido; está bien que identifique él mismo un salario público que podemos suprimir sin problemas. Segundo, los ciudadanos no tenemos ya motivos para engañarnos: no se trata de recortes, se trata de desmantelamiento programado. Así no quedan dudas. Quien pensara que tenía un derecho reconocido a que el sector público protegiera su salud, que se vaya olvidando.

Amnistía Internacional y otras muchas organizaciones han criticado severamente las afirmaciones de Boi Ruiz. Está claro, por ejemplo, que tales afirmaciones entran en clara contradicción con el artículo 43 de la Constitución, por no hablar de los principios de la Organización Mundial de la Salud. Pero vamos, todo eso son nimiedades cuando se comparan con lo que ampara a la afirmación de Boi Ruiz, la receta neoliberal. Y lo digo en singular, porque en realidad no hay plural en este caso. Una única receta se puede aplicar a todo sin deslucimiento, algo muy recomendable en los casos de pereza mental. Desde los cacahuetes hasta la salud mejoran cuando son dejados en manos del mercado, cuando son regidos por intereses privados. Intereses de los pacientes, que deben buscar protección donde buenamente puedan (nunca en el sector público) e intereses de las compañías privadas (que deben maximizar sus beneficios).
Quizás Boi Ruiz debería haber ido un paso más allá. Una frase de Ibsen nos indica el camino: "La gente que no sabe cómo mantenerse sana debería tener la decencia de enterrarse y dejar de gastar el tiempo". Ajustémosla al signo de los tiempos: "... dejar de gastar el tiempo y el dinero del contribuyente". El dinero del contribuyente debe ir donde corresponde, a recapitalizar a la banca.
Permítanme concluir con una pregunta que les aseguro inocente: ¿realmente el millón doscientos mil votantes de CiU están de acuerdo con que la salud es un bien privado?

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