Del consejo editorial

Combinaciones

Alfonso Egea de Haro
Profesor de Ciencia Política

Simplificada al máximo, la ecuación sobre cómo reducir el déficit presenta cuatro combinaciones posibles y un dilema para los gobiernos. Las combinaciones son el resultado de incrementar o reducir alternativamente impuestos y gasto público. El dilema supone que al intentar reducir el déficit mediante recortes del gasto público o la subida de impuestos se puede limitar el crecimiento al tener un efecto recesivo sobre la demanda agregada.

A pesar de ello, la combinación más extendida en la zona euro es la compuesta por una subida de impuestos y una reducción del gasto público. El diagnóstico generalizado, incluso por instituciones tan poco sospechosas de cuestionar el rigor fiscal como el Fondo Monetario Internacional, es que esta combinación puede agravar la situación económica al deprimir aún más el consumo privado. En palabras de su directora gerente, la reducción de la deuda pública es un maratón y no un sprint.

¿Qué elegir entonces? La alternativa menos mala en opinión de economistas como Alberto Alesina es evitar la subida de impuestos y concentrar la reducción del déficit exclusivamente en programas de adelgazamiento del gasto público. Tras revisar los programas de ajuste de los últimos 40 años en países de la OCDE, concluye que esa alternativa ha generado incluso crecimiento económico cuando se acompaña de un profundo proceso de liberalización. Además, se ha encontrado evidencia empírica de que los gobiernos que asumen esta tarea de reducción del gasto público no son castigados en las urnas más que aquellos que no realizan estos ajustes.

Pero esta receta tiene algún problema de causalidad. De manera que con los mismos resultados históricos se podría cambiar el sentido de la argumentación y señalar que la reducción del gasto público no impulsa el crecimiento, sino que este puede hacer reducir el gasto público debido, por ejemplo, a un menor peso de las transferencias sociales por desempleo. También, invirtiendo la causalidad, serían los gobiernos fuertes (léase tecnócratas, con mayoría parlamentaria, apoyo de los agentes sociales y económicos o con una oposición débil) aquellos que precisamente ponen en marcha estas medidas de austeridad. En definitiva, el ciclo virtuoso en economía es difícil de medir.

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