Del consejo editorial

Sociólogos del racismo

Antonio Izquierdo
Catedrático de Sociología

Acaba de distribuirse el Informe de 2011 sobre la Evolución del Racismo y la Xenofobia en España. Es el análisis de la IV encuesta sobre "Actitudes hacia la inmigración" que levantó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en septiembre de 2010 por encargo del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe). La muestra es extensa, pues está compuesta por 2.800 personas esparcidas por 283 municipios.

Dado que no hay elecciones a la vista es un buen momento para pensar en qué espacio se le concede a un partido político racista o xenófobo. La buena noticia es que siete de cada diez entrevistados le auguran poco o ningún éxito. Casi un 40% piensa que tendría poco que hacer y un 30% que no tendría nada que hacer. Pero, aparentemente, la mala noticia es que uno de cada cinco cree que tendría bastante o mucha acogida. En otras palabras, que tendría un éxito similar al de la Liga Norte en Italia, el Partido por la Libertad en Holanda o los Auténticos Fineses en Finlandia. Piense el lector que en los éxitos de estos partidos se mezclan reacciones nacionalistas y antieuropeas, islamofobia, hastío por los partidos tradicionales y también xenofobia. En síntesis, una amalgama de miedos.

Lo interesante es el perfil de ese 20% que le augura éxito a un partido racista. Se trata de adultos entre 30 y 50 años, profesionales medios, ideológicamente de izquierdas, no creyentes y de clase media alta. Los autores del informe constatan que esos rasgos no se corresponden con los atributos de los "reacios" a la inmigración que, más bien, son personas mayores, con escasos estudios y que se sitúan en la derecha ideológica. ¿Entonces, quiénes son estos "racistas"? Una explicación es la teoría del converso, y otra, es la teoría del sociólogo camuflado.
La explicación de ese perfil tan a contracorriente es que no se trata de racistas. Lo más razonable es pensar que son personas informadas que responden a la encuesta no por ellos mismos, sino adoptando el papel de sociólogos camuflados que detectan un malestar latente. Porque ese no es el electorado de un partido racista en España, ni en proporción, ni por lo que hace a sus rasgos. No es racista ni racismo todo lo que parece.

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