Del consejo editorial

Malas buenas noticias

JOSÉ MANUEL NAREDO

Economista y estadístico

En los últimos tiempos hemos visto divulgarse dos buenas noticias: que las hipotecas aumentaban y que los precios de la vivienda parecían subir de nuevo. El hecho de que, sin un ápice de duda, se saludaran positivamente estos dos hipotéticos eventos, encierra en sí mismo una mala noticia: denota hasta qué punto el virus de la especulación inmobiliaria sigue invadiendo el cuerpo social e invitando a razonar con la peculiar mentalidad del especulador inmobiliario. Si no fuera así, ¿cómo iba a considerarse bueno que la población siguiera hipotecándose más y más, cuando ya lo está hasta las cejas, o que el precio de la vivienda volviera a crecer de nuevo, cuando se había disparado ya muy por encima de los ingresos ordinarios de la población, situándose a niveles prohibitivos para buena parte de ella?

Parece que la crisis no ha durado lo suficiente para deshacer el espejismo que percibía como algo normal y duradero el trepidante crecimiento de los precios y del endeudamiento hipotecario vivido durante el boom inmobiliario. La añoranza de ese reino de jauja de especuladores y prestamistas ha llevado a confundir deseos con realidades, haciendo ver aumentos de hipotecas y repuntes de precios donde no los hay. Sólo alguna lectura apresurada de la nota de prensa del INE sobre el cierre de la estadística de hipotecas a fin de año pudo convertir en noticia el aumento del número de hipotecas, pues lo único que aumentó fue el número de las que renegociaron sus condiciones, pero no el número ni, menos aún, el importe de las nuevas hipotecas constituidas. El número y el importe cayeron en 2009 un 15 y un 27%, respectivamente, y lo seguían haciendo en diciembre respecto al mes precedente. Bien es cierto que la caída se fue moderando a lo largo del año, acercándose al estancamiento en el número de hipotecas acordadas, pero no el importe, que acusaba mayores descensos en consonancia con la caída en un 14% del importe medio anual de las hipotecas, caída ligada al menor precio de la vivienda.
Tampoco el último dato del índice oficial de precios de la vivienda referido al cuarto trimestre de 2009 autoriza a ver ningún repunte: tanto el índice general como el de vivienda libre seguían mostrando caídas, tanto respecto al trimestre precedente como al mismo del año anterior.
Ya está bien de confundir el posible repunte de un dato aislado, sujeto a estacionalidades y azares diversos, con "la salida de la crisis" y de ignorar que la evolución de la actividad hipotecaria o de los precios de la vivienda es el reflejo de una crisis inmobiliaria de la que no se puede "salir" tan fácilmente para volver a las andadas. Pues no basta con infundir optimismo cuando la burbuja inmobiliaria, tras devorar el ahorro del país, siguió financiándose irresponsablemente con cargo al exterior hasta acumular la cuantiosa deuda que ahora toca reducir. Tampoco cabe esperar que el endeudamiento hipotecario y los precios de la vivienda repunten alegremente, cuando la carga de la deuda hipotecaria había alcanzado ya niveles difícilmente soportables y cuando el stock de más de un millón de viviendas en venta siguió todavía aumentando a lo largo de 2009.

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