Del consejo editorial

Las TIC contra las TIC

MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA FISAC

Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia

Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) contribuyen de forma decisiva al aumento de la productividad y de la capacidad innovadora y se extienden por todo el entramado social, desde la política y la Administración hasta las más variadas manifestaciones culturales. Los cambios que gracias a ellas se han generado son tan rápidos que producen vértigo (y de paso enormes negocios).

Pero el crecimiento de las TIC no está exento de riesgos. Como tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia, la aparición de nuevas posibilidades tecnológicas suele ir acompañada de intentos desafortunados por hacerlas encajar en el viejo orden o por imponer nuevos usos inadecuados. Los primeros automóviles imitaban en su carrocería a los coches de caballos y solían tener prioridad de paso frente a los peatones. El desarrollo del automóvil hubiera fracasado si se hubieran mantenido aquellas primeras opciones de diseño y de uso. Cuando en los años noventa se lanzó el debate sobre la tarifa plana para el acceso a Internet, las operadoras de telefonía reivindicaban la necesidad de cobrar por el tiempo de duración de la conexión, lo que ahora nos parece absurdo. Pero ahora que Internet se está convirtiendo realmente en una red universal, se argumenta que debe parcelarse y especializarse, y que el usuario debe pagar al operador por lo que compra y no sólo por el acceso a la red (es como si lo que pagas al taxista que te lleva al teatro tuviera que ser una parte proporcional del coste de la entrada).
Otro caso inquietante: la integración de telecomunicaciones e informática permite ofrecer servicios de una eficiencia extraordinaria (ejemplo: la gestión on line de la declaración de la renta), pero también ha llevado a aberraciones como la de suprimir cualquier intervención humana inteligente en los servicios de atención (en realidad de humillación) al cliente. ¿Para cuándo una regulación legal de los sistemas de interfaz en telecomunicaciones que proteja al usuario del uso abusivo de máquinas estúpidas?
Las tecnologías nos ofrecen medios para realizar nuestros fines; pero una mala gestión de su configuración social puede convertirlas en fines autónomos que se nos imponen. Y entonces los nuevos luditas antitecnológicos se verán cargados de razones: las TIC habrán acabado con las TIC y, de paso, también se acabará el negocio.

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