De lunes

La digestión del debutante ZP

Cuando el martes Zapatero regrese de Estambul a Madrid, habrá terminado su Bal de Dbutantes del Hotel Crillon en París. Ese encuentro donde las ricas del mundo se ponen de largo para ser alguien en los salones aristocráticos. Aunque cada vez quedan menos. Como estas jovencitas sueñan con su baile, ZP llevaba cinco años soñando con su cumbre aparcada por culpa del sinsorgo de Bush y con su foto al lado de Obama.

El español se ha vengado. Su baile no ha sido en los Campos Eliseos, pero han sido seis días sino de vino y rosas, sí de vivencias trascendentes e históricas. Para contar a los nietos. Londres con el G-20; Estrasburgo-Khel y el 60 aniversario de la OTAN; Praga por la UE. Y broche de oro, la cita con el "admirado" Obama. Si además Bernardino León logra que Barack se asome a la Alianza de las Civilizaciones, el invento de ZP y el primer ministro turco, aunque sea un ratito, Zapatero habrá bailado dos veces con el mejor pretendiente del mundo.

Todo el sueño estaba atado, menos el despertar en Madrid. Volver a la vulgaridad diaria, sin Obama, ni Brown, ni Sarko, con los de siempre, era demasiado. La digestión presidencial de los seis días de gloria iba a ser una pesadilla para colaboradores y ministros, a la espera de la crisis de Gobierno. Pero no ha habido de que preocuparse. Por si la foto con Obama, tan largamente esperada, resultaba poco, el propio Zapatero y su equipo de la Moncloa han
decidido relegar el retrato a segundo plano y filtrar el nuevo Gobierno. ¿Se inaugura un nuevo estilo de comunicación y transparencia? Subrealista.

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