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A vueltas con la Vuelta

La Vuelta a España está a puntito de acabar y yo me quedo otro año con el estómago medio lleno. Tengo la sensación de que se ha vuelto a dejar escapar otra oportunidad para disfrutar de una gran carrera. Con esto no quiero quitar ni un ápice de valor a la victoria, más que probable, de Alberto Contador. Porque lo de este chico es brutal. Tour, Giro y Vuelta en poco más de un año. Y ni que decir tiene que el año está siendo soberbio para el ciclismo español. Más no se le puede pedir.Pero la realidad de la Vuelta es otra. No termina de enganchar. La afición no la sigue en masa, sólo en momentos puntuales como en el Angliru. Y eso que, de momento, no ha saltado ningún caso de dopaje. Unipublic y Víctor Cordero deberían reflexionar de cara al próximo año.

Para empezar las fechas siguen siendo nefastas. Este año muchos corredores han llegado desfondados tras el esfuerzo del Tour y los Juegos. Algunos han preferido ni presentarse a la salida como el ruso Denis Menchov o el australiano Cadel Evans. Otros andan justísimos de fuerzas como Carlos Sastre. Y el resto están pensando más en las vacaciones y en el inminente Mundial de Varese. Los sprinters han aprovechado su momento para ganar alguna etapa y en cuanto han podido se han marchado a sus casitas a preparar la cita mundialista. Esto ha sucedido con hombres como Tom Bonnen, Óscar Freire o Paolo Bettini.

Tanta fuga de grandes ciclistas merma la calidad de una carrera que quiere presumir de importante. Hace unos años el cambio de fechas a septiembre parecía una buena idea para sacar al público de la monotonía, pero de nuevo se ha visto que la Vuelta no ha terminado de encontrar su hueco en el calendario.El Astana ha sido el único equipo favorecido, ya que el veto en el Tour le ha permitido preparar la Vuelta a conciencia. Contador y Lepheimer van a ocupar los dos primeros puestos del podio de Madrid. El dominio del ciclista madrileño, con su exhibición en Asturias, ha sido tan claro que la última semana de carrera ha pasado absolutamente inadvertida. Sólo quedan unas gotas de emoción para la cronoescalada de mañana por Navacerrada.

Pero, sin duda, lo que deberían plantearse los organizadores es reducir la duración de la ronda. ¿Por qué no prueban a concentrar la carrera en dos semanas?. No tienen ningún sentido etapas como las que hemos vivido desde Cudillero. En alguna, como la de Zamora, dio tiempo a que algún corredor que otro se divirtiera con las banderas de los espectadores. Las llaman etapas de descanso activo pero más bien son etapas de sopor absoluto, que no merecen la pena ni para los corredores ni mucho menos para el espectador. Dos semanas de duración darían para una carrera mucho más espectacular, con etapas variadas y ampliaría el margen desde la finalización de la Vuelta hasta el Mundial.

Si el ciclismo español desea realmente recuperar el cariño del público no sólo basta con frenar a los tramposos o tener la suerte de contar con fenómenos como Contador. Hay que hacer mejor las cosas.

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