Culebrón a la vista. Eso es lo que se percibe desde que Lance Armstrong confirmara que volverá a la competición en el equipo Astana, de su viejo amigo Johan Bruyneel.  Pero ahora mismo el equipo kazajo está liderado por Alberto Contador y, lejos de ser una ventaja, supone un problema de compatibilidades. Dos gallos son demasiados para un solo corral.

La vuelta del estadounidense ha pillado a muchos con el paso cambiado y en el pelotón andan con la mosca detrás de la oreja. No recibía precisamente el cariño de la gran mayoría. Y ahora todos asumen que el rival a batir es un madrileño que ha ganado las tres grandes en poco más de un año. Armstrong reconoció ayer que Contador es hoy por hoy el mejor del pelotón pero también dejó caer que entendería que pudiera marcharse a algún equipo español.

Si el heptacampeón del Tour vuelve a la competición, aunque sea tres años después, es para ganar. O por lo menos intentarlo. Y Contador le estorba. Con su palmarés no quiere ser el gregario de un chaval de 25 años. En una guerra abierta entre los dos Bruyneel lo tiene claro. El perdedor será el español.

Todos los focos, por tanto, se han girado hacia Varese. Nada más aterrizar en tierras italianas Contador era cuestionado por el regreso de Lance. Su respuesta a la polvareda levantada ya la había dado en una entrevista en el diario Metro. Tiene muy claro que no quiere trabajar para Armstrong, que le prefiere como rival. Así que hay dos opciones: que Armstrong asuma que debe volver a ganarse encima de la bicicleta su estatus o que Contador comience a estudiar las ofertas que ya están preparando numerosos equipos.

La enfermedad les unió en el pasado. Contador leyó el libro que escribió Armstrong durante su estancia en el hospital tras ser operado de un cavernoma congénito que casi le cuesta la vida. El relato del estadounidense sobre cómo superó el cáncer de testículo cambió la forma de pensar de Contador. Desde ese momento su carrera dio un giro de 180 grados y su ascensión fue meteórica. Ahora el de Pinto está en la cumbre y el de Texas anuncia su regreso tres años después de bajarse de la bici. Todo indica que el futuro volverá a separarles.