Desde lejos

La corbata y la nimiedad

El grupo socialista en el Congreso presentó ayer 99 recomendaciones para combatir el cambio climático. El informe se ha hecho tras haber escuchado a un grupo de expertos que ha hablado a diputados y senadores de ese gravísimo problema e incluye la interesante propuesta de plantear una nueva fiscalidad que grave las emisiones. Dada la fecha en la que el texto ha sido elaborado, dudo mucho que todas esas ideas lleguen a ningún sitio, pues lo más probable es que el ciclón de las próximas elecciones generales se las lleve por delante.

Aun así, me alegro de que los políticos comiencen a ver claro el asunto y a comprender que es preciso endurecer –y mucho– la legislación a ese respecto. Lo curioso es que esos 99 puntos fueron presentados el mismo día en que José Bono le echó la bronca al ministro de Industria por aparecer en el hemiciclo sin corbata. Entre esa regañina y su escrito del 18 de julio, Bono nos ha dado esta semana el perfecto ejemplo de que se puede ser socialista y, a la vez, muy pero que muy conservador.
Hace ya varios años que algunos países, con Japón a la cabeza, tomaron la decisión de que sus políticos y sus funcionarios se pasen el verano descorbatados para facilitar un uso más moderado del aire acondicionado, con la consiguiente reducción de emisiones de CO². Quizá el presidente del Congreso debería atender un poco a esas cuestiones. Y esforzarse por comprender que somos cada vez más los que pensamos que la corbata sólo es un aditamento anticuado y cursi, que nada tiene que ver con la respetabilidad de quien lo porta. Los tiempos cambian, también en lo referente a esas simbólicas nimiedades.

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