Desde lejos

A traición

No habían pasado ni 48 horas desde las elecciones, cuando la derecha nacionalista catalana anunciaba nuevos recortes y subidas de tasas: serán más caros el agua, los transportes públicos, los hidrocarburos, las medicinas y las matrículas universitarias, y más baratos los sueldos de los funcionarios. No hace falta ser un genio para entender que, una vez más, los más afortunados se van de rositas en esta tarea de lucha contra el déficit y que, desde luego, las medidas no van precisamente a facilitar el consumo, tan necesitado de oxígeno.

Pero lo más lamentable de esa decisión es que ha sido tomada a traición, a espaldas de unos votantes que el domingo refrendaron a CiU para despertarse el martes con la desagradable sorpresa. Es obvio que el señor Mas y sus expertos habían adoptado esas resoluciones antes del 20-N (quizá en alguna de esas comilonas a costa del erario público que tanto les gustan a los políticos), y que se las callaron cínicamente para no perder votos, demostrando una vez más que les encanta tomar el pelo a los ciudadanos.
El portavoz del Govern, Francesc Homs, ha justificado semejante cara dura diciendo que no querían que el asunto entrase "en el pimpampum de la campaña". Ha explicado que ya no se puede recortar más en sanidad o educación, como si los presupuestos no abarcasen otros asuntos, y ha presumido de que las medidas son similares a las ya tomadas en Alemania, olvidándose de decir que allí apenas hay paro, los sueldos son mucho más altos y la protección social incomparable a la nuestra. ¿Creen ustedes que semejantes políticos podrán dormir a gusto por la noche?

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