Desde lejos

Los sabios

Llevamos ya tres años de crisis. Tres años eternos para quienes se han quedado sin trabajo, han visto rebajados sus sueldos o sus pensiones, han sido desahuciados de sus casas o han sufrido los recortes de un Estado del bienestar que en nuestro país ni siquiera había alcanzado aún los niveles deseables. Por no hablar de los muchísimos jóvenes que se encuentran en medio de un túnel sin salida a la vista. Tres años de millones de dramas personales y familiares de consecuencias incalculables para el estado de ánimo de una sociedad.

Nadie la vio venir: ni los economistas que sostienen que la economía es una ciencia de leyes inmutables, ni los banqueros que ofrecían hipotecas con cuotas de 600 euros a gente que ganaba 1.000, ni los responsables de los organismos financieros que miraban hacia otro lado mientras se entretejían telas de araña insostenibles, ni por supuesto los gobernantes, mucho más interesados en el voto de hoy que en la decencia del mañana. Gentes con másteres en las mejores universidades del mundo que han resultado ser más ignorantes que personas sin formación.

Lo peor es que la solución a todo esto depende de esos mismos, los que demostraron su ineptitud antes del estallido y han seguido demostrándola después, imponiendo "soluciones drásticas" que no han resuelto nada y que, en cambio, han empujado a multitud de ciudadanos al arroyo. Quisiera ser optimista, pero confieso que tiemblo ante la próxima reunión de los líderes (?) europeos. Entretanto, la Cumbre del Clima de Durban ha terminado en fracaso. Y mi cabeza repite ¿dónde, pero dónde están los sabios?

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