Desde lejos

La voz de Mercedes

Recibo una carta de una lectora, Mercedes Gutiérrez, que me pide que su voz sea escuchada. Yo le presto la mía para que ustedes oigan algunas de sus reflexiones: "Lo terrible es que estas personas [las que han creado "para su beneficio" las circunstancias actuales] fueron las que en su juventud lucharon, en aquel lejano y cercano a la vez 1975, donde tuvimos una oportunidad que todos deberíamos haber recibido. Pero no fue así, los que crearon la democracia, se la apropiaron y ahora con la barriga llena de langostinos no se quieren levantar del sillón y se suben la edad de jubilación".

"Son todos aquellos que tuvieron oportunidades [y] cerraron el reparto de la tarta desde 1980 junto con sus familiares y amigos". Comparto esas palabras. Tampoco a mí me gusta nada la manera como ha envejecido aquella generación que tanto luchó por la democracia y muchos de los alevines que les acompañaron. Les he ido viendo convertirse en gentes con la cabeza y el corazón rocosamente de derechas, aunque sigan votando a una supuesta izquierda.

He visto cómo se volvían codiciosos y egoístas, y cómo, a medida que se iban haciendo con los entramados del poder –económico, político y judicial– se iban creyendo los amos del mundo y pretendían convencernos de que la democracia sólo es posible gracias a ellos y a su manera de entenderla. Son los que se niegan a reformar la Constitución y la Ley Electoral, y llaman perroflautas a quienes les plantan cara. Yo, desde luego, prefiero ser una perroflauta antes que una vendida-a-la-hipoteca. Estoy con usted, Mercedes, para que esto mejore, ellos deben ceder el paso a otros.

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