Desde lejos

Resistencia

Supongo que todos estamos de acuerdo en que el panorama de la política es desolador. Miras hacia los partidos y lo que ves son chorizos, ineptos, gentes que gritan e insultan, ambiciosos sin límites, navajeros... Dan ganas de salir corriendo, de pasar de ellos, de votar en blanco en las elecciones que vengan para demostrarles que estamos hartos de tanta bazofia.

Creo sin embargo que en momentos como este es cuando más debemos conservar la calma. Es cierto que los partidos son organizaciones anquilosadas, con su tufo a servidumbres, regalías, codicias y traiciones. Es cierto que, enredados en sus propias luchas de poder, permiten demasiado a menudo que medren los que menos escrúpulos tienen, y que en el afán desmesurado por obtener votos se olvidan con excesiva frecuencia del papel que deben cumplir, proponernos y facilitarnos a los ciudadanos una sociedad mejor y más justa, en constante evolución. Es cierto que probablemente estén necesitando una profunda renovación que los adapte ideológica y pragmáticamente a las exigencias del siglo XXI.

Pero me niego a aceptar la idea de que todos los políticos sean unos corruptos o unos inútiles. Más allá de los focos de los medios de comunicación, hay cantidad de personas que creen en lo que hacen, que asumen seriamente sus responsabilidades y que están comprometidos en firme con sus proyectos ideológicos. Supongo que en estos momentos hay que animarles a la resistencia. Que no se hundan y que den la cara, porque cuando todo el mundo deja de creer en las estructuras democráticas, inevitablemente reaparece la serpiente escondida pero siempre viva de los totalitarismos.

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